Tengo flojera de trabajar hoy. Prefiero escribir, llevo días intentando hacerlo. Tengo tres notas más que publicar, voy a pulirlas para compartirlas con ustedes, son bastante largas porque son crónicas, espero que tenga paciencia y cariño para leerlas, me gustaría conocer su opinión.
Yo no sé si en mi vida amorosa he interpretado mal las señales que me han enviado. No he sido nunca una chica que tome iniciativa, soy demasiado soñadora para dar el primer paso. Bueno, eso era solo hasta que empecé a trabajar en Telefónica. Ahí, mis compañeras de trabajo me llevan años luz de experiencia en materia sentimental. Mi primera lección: “Tienes que hacerte la difícil.”
Hasta hoy es para mí complicado, eso de “hacerme la difícil”, siempre muestro más interés del necesario, esa alma romanticona que vive en mí, hace que cometa los errores más tontos y básicos. Recuerdo el 2002, hice esa llamada: “Hola, ¿cómo estas?. ¡Bien! me responde la voz del chico de mis sueños- Al menos hasta hace pocos meses lo era- y luego él me dice: ¿Y qué vas a hacer el fin de semana”. En mi cabeza rondaban mil cosas por decir y di una de las respuestas que más me avergüenzan hasta hoy: “No sé, comer un helado en Plaza San Miguel, ¿por qué?. “Sólo curiosidad, quería saber que hacen los oyentes del programa”. ¡Plop! El silencio que se produjo después hasta ahora me persigue. Una oportunidad perdida.
Y no contenta con esa metida de pata, unos meses después, Zas! otro tropezón. No recuerdo porque lo llame, creo que por cosas de la chamba. ¡Hola!, “Vanessa me puedes llamar en media hora, estoy almorzando. ¿Pero me llamas?”. Sí, te llamó. Insiste: “Pero me vas a llamar”. “¡Sí te llamaré!” no pude evitar sonreír. Lo llamé pero su celular estaba en correo de voz. Le deje un mensaje: “Oye, que conste que te llamé. Chao”.
No creía que me devolvería la llamada. Cerca de las cinco de la tarde suena mi celular en plena practica de diseño de periódicos, veo el nombre en la pantalla y empiezo a caminar de un lado a otro, sin contestar. Buscaba un lugar silencioso para hablar, abrí el salón y la bulla de cientos de estudiantes me dejo sorda, otra vez entro al salón, contestó: “Hola”, “Hola te interrumpo”, escuché esa voz que cada mañana me acompañaba al trabajo, “No, estoy en hora de practicas”. “Hoy en la noche voy a estar en Mochileros tipo nueve, nueve y treinta, con un grupo de amigos porque toca un grupo que me gusta”. ¿Ay, que hago? pensé, no puedo meter la pata otra vez- ¡Ah!- respondo. Tenía solo dos soles en mi bolsillo, clases hasta las 10:30pm. ¿Qué podía
hacer?. Mi facultad estaba en la cuadra 18 de la Brasil y Barranco estaba fuera de presupuesto, en ese momento odie ser una estudiante misia. Como no encontró eco en mí, cambió de tema, me preguntó por un amigo en común pensó que eramos enamorados: “No, sólo somos amigos”, respondí. Me preguntó por otra amiga en común, y luego se cortó. Yo, ni cuenta me di, seguía hablando ja,ja.
Según mis amigas entendidas en el tema, me estaba diciendo para salir. Yo aún tengo mis dudas, los hombres no son directos para decir las cosas, siempre se van por la ramas-argumentaron las entendidas. Meses después en un comentario mañanero, este chico dijo: “Por qué será que cuando tienes enamorada o sales con alguien, la chica que te gustaba recién te hace caso.” ¡Ay, eso me dolió!.
Después de eso, seguimos comunicándonos por cosas del trabajo o de la universidad, no lo recuerdo bien. Durante un tiempo no recuerdo el tiempo, cree un correo electrónico para escribirle, me respondía cada uno de los correos, eso alimentaba mi ilusión, pero no estaba muy segura de decirle quien era.
Como parte del taller de radio, los estudiantes teníamos que armar un noticiero que salía al aire en vivo por radio San Borja. Así que le envié pedí que me diera su opinión sobre el programa.
Mañana lo escucho, viento viento....
rc
¿Viento, viento? ¿dónde vistes estas palabras?
Un beso
Vanessa
en un mail raro.... no te parece conocido el nombre??
Rc
Sí me parece conocido y ¿¿por qué dices que es raro???
tú sabrás....
porque debo saberlo???
olvídalo, no dije nada
No es para que lo olvides :):) pensé que me revelarías algo más.
Tal vez esperé otra respuesta tuya, sabes no tengo muy claro lo
que te voy a escribir, en realidad no sé que responderte.
Cuando leí el primer mensaje que me enviaste me sentí descubierta
un poco avergonzada y también feliz, te confieso que no sé como
tomar tus respuestas, soy demasiado soñadora y tu mail era algo que
no esperaba. Quisiera saber qué piensas???.
No olvides, si decidí ocultarme detrás del viento es porque adoro tanto
sentirlo, no hay nada que disfrute más que sentirlo sobre mi rostro,
me permite soñar y dejar de lado la tristeza. Hace unos meses estaba caminando
por Saga de San Isidro y del árbol cayeron hojas me parecio tan hermosa la
escena, en ese momento pensé que soy demasiada soñadora y que debía olvidarte
pero mi torpe corazón siempre me juega malas pasadas o buenas no sé.
Por eso me atreví a enviarte esos mails.
Me tengo que ir.
Nunca respondió, no olvidaré ese día, cuando leí la primera línea grite: “Me descubrió” me olvide que estaba en la oficina, mi amiga Erica, me dijo: ¿Qué paso Coral?, le conté, compartió conmigo cada línea siguiente con el mismo nerviosismo que yo. Después de ese día no volví a escribirle, al menos por un tiempo. Pero por trabajo tenía que comunicarme, como dos semanas después quería comunicarme con una chica de su sección y curiosamente el respondió su anexo, yo le reconocí la voz, pero ni me atreví a decirle quien era, me daba roche. Sólo le envie un mail diciéndole gracias por pasarme con Jessica, ¡más monga! Y me respondió:
sí era yo, pero no te reconocí... me hubieras dicho pes loca
un beso
renato
Recuerdo que después de leer su mail, me quedo un signo grandote de interrogación, preocupándome del tema en exceso y él normal. Desde ese día decidí olvidarme del asunto, con sus altibajos. Los mails eran cada vez menos, y cuando me enteré que tenía enamorada, lloré desconsoladamente en plena tienda Ripley de San Isidro, poco me importó que la gente me mirará, yo sólo quería llorar, era hora de almuerzo y tenía que regresar a la oficina, no podía comprender porque me sentía tan triste.
Con enamorada de por medio pensé que sería más fácil dejar de pensar en él, ja. Hasta que llegó Daniel, esa fue una historia que pensé que sería de cuento de hadas. Yo tenía 17 y él 15 cuando nos conocimos, mi amiga Viana se aseguró que todos sus amigos fueran a la fiesta de promoción, y para mí eligieron a Daniel, él acababa de llegar de Japón. La primera vez que lo vi en casa de Walo, me llamó la atención su físico: alto, de cabello negro ligeramente ondulado, cejas y ojos negros. Mi amiga había organizado una reunión para conocernos pero claro yo no sabía, el floro fue que la acompañará a casa de Walo para pedirle algo, y allí estaba él. No puedo negar que me sentí fuertemente atraída por él. Recuerdo que estaba apoyado en una pared cerca de la ventana de la sala de Walo. No hablaba mucho. Ese día cruzamos un par de palabras.
El día de la fiesta de promo me fue a recoger y casi me muero de lo churro que estaba ja,ja. Que suerte tuve!!!. Aún y a pesar de lo que paso 9 años después, recuerdo esa fiesta con mucho cariño. Es halagador tener al lado a un chico que es atento y caballeroso contigo. Le pedí que me guarde mi pulsera, claro era barajo. Al día siguiente fue a mi casa, y me pidió que fuera su enamorada. La historia duro dos meses y medio. En marzo termino conmigo, usando el argumento que se sentía como un payaso, sentía que me estaba engañando. 6 años después me enteraría de la razón, regresaba a Japón y le iba a ser muy difícil dejarme.
Por 9 años lo odie, siempre sentí que esa historia era inconclusa. Quizás por eso cuando recibí la llamada de Viana diciendome que la llamará urgente que se trataba de Daniel, casi me muero porque pensé que le había pasado algo. Y cuál fue la urgencia, nada, que quería comunicarse conmigo. El reencuentro me ponía realmente nerviosa, fue mi segundo enamorado y quizás, al que extrañaba más. Curiosamente no recuerdo bien el reencuentro, recuerdo sí, mis salidas posteriores con él.
Aquí viene otra de mis mal interpretaciones de señales, Daniel siempre llamaba para saber como estaba, nos veíamos de vez en cuando, no pasaba nada. Me moría de ganas de besarlo, pero nada hasta que en una de nuestra salidas, para esto creo que yo había bebido demasiado en casa de Viana, le dije que me gustaba y él me dijo que era complicado, que no quería hacerme daño. Primera señal: No quiere compromisos, palabra mágica “COMPLICADO”. Terca, insistí pero nada, se cerró. Nos fuimos a comer hamburguesas a la carcochita y como me dejo sola por conversar con un amigo, yo llamé a mi mejor amigo a las 3 de la mañana. Estaba tan molesta que no me interesó despertar a mi mejor amigo, sólo quería largarme del lugar. Al rato lo vi parado a mi lado, como diciéndome ¿con quién hablas?. Me llevo a mi casa, pero estaba molesta. No recuerdo cuanto tiempo paso para que volviera a llamar.
Y aunque me había prometido, no salir nunca más con él, al escuchar su voz tan seductora, no pude decir que no. En esa salida fue el primer beso, casi puedo revivir la emoción. Salimos unos meses más, pero me molestaba sentir que el asunto no era serio. Hasta que un día le dije: ¿qué somos? Me salió con eso de¿qué necesitas un título?. No, pero quiero saber que relación tenemos. “Bueno estamos saliendo” , ¿esta bien? me respondió mientras terminamos de comer anticuchos en la Plaza de la Bandera.
“Estamos saliendo” será el estado que nunca más en mi vida tendré, porque es como decir: me gustas pero sin compromisos. Y yo, que creí estar preparada para eso, no lo estuve. Otra vez me rompí el corazón, cuando se fue becado a Japón. Esta vez ni se despidió, no respondió mis mails y por medio de algunos chicos de su grupo me enteré que ya estaba en Japón. Un vez más no entendí las señales.
Sufrí como un año por el tema, hasta que metí otra vez la pata. Mi regla siempre fue: NUNCA PERO NUNCA TE FIJES EN TUS AMIGOS. La cercanía de Manuel en los momentos difíciles, incluyendo a los momentos de Daniel, hicieron que empezará a verlo con otros ojos. Cuando me contó de esa chica trujillana, casi me muero de celos, aunque claro le dije: “Que linda tu historia, deberías luchar por ella” ja, yo por dentro rogaba para que no le hiciera caso.
Extrañamente empecé a extrañar sus llamadas durante la semana o comer de vez en cuando. Y le reclamaba sus desapariciones como enamorada ja,ja , a lo que él respondía tengo trabajo. El día de mi cumpleaños número 28, no agunte y me declare. Un sorprendido mejor amigo hasta ese momento, pensó que lo que le decía por teléfono era producto de los 10 pisco sours que me había tomado. No recordaba que mi mami le había dicho horas antes que era su candidato a yerno y hasta nietos le había pedido, ja,ja ahora me da risa.
Estar con tu mejor amigo tiene sus ventajas: no tienes que fingir nada, te conoce, todo es más divertido y te acepta tal como eres. Lo malo es que no puedes contarle ciertas cosas de tu pasado, que no le contaste mientras eran sólo amigos. Fueron 11 meses con altibajos, al inicio todo fue maravilloso hasta que antes del mes termino conmigo, alguien por allí le había confesado que lo quería. Jugada maestra de una chica desconocida, que me fregó el ambiente a primavera. Después de esa ruptura nada fue lo mismo.
Cuando empiezas a sentir que llegan a tu casa por marcar tarjeta o cuando tú empiezas a encontrarle defectos tontos a tu enamorado, algo ha fallado. Yo no entendí las señales, mis propias señales y prolongue la ruptura unos meses más. Porque no me parecía bien hacerlo porque me atraía un chico que había conocido, no me parecí correcto porque en ese momento mi relación atravesaba un momento durísimo, a penas en un mes logramos vernos un día. Cuando realmente entendí que las cosas ya no se arreglarían, él me pidió un tiempo para pensar, yo aproveche para descargar toda mi frustación en ese tiempo contra su silencio de 16 días: no llamadas, no mails, entendí que no quería estar conmigo. Total que diferencia había entre él y el resto de mis enamorados: todos se largaron sin decirme quiero terminar contigo, ah menos Fabián, él si me dijo que ya no quería seguir conmigo.
Debí terminar completamente, quizás me daba miedo quedarme sola otra vez por 10 años más. Según yo, ya no tenía edad para juegos. Durante un año y medio más prolongue la situación: TE QUIERO, VUELVE CONMIGO.
En noviembre del año pasado me di cuenta finalmente que me estaba aferrando a un cariño, que ya era pasado. Que en vez de hacerme crecer, me hacía retroceder. Fue noviembre el mes en que decidí cortar todo. Me clave un puñal en el corazón y me desangre por una noche. Al día siguiente amanecí feliz.
He llegado a la conclusión que m i vida amorosa, ha estado llena de rumores: dicen por allí que este chico se muere por ti, zas estoy con él y de pronto su amor de siete años, se va. “Tenía interés en ti” pasaron 6 años y nunca sabré si realmente alguna vez tuve oportunidad con mi amor platónico. Y tampoco tendré la oportunidad de decirle a esa historia que creí inconclusa: ¿por qué fuiste tan cruel conmigo? Ahora sólo me queda no dejarme llevar por esos “rumores” debo seguir lo que dice mi cerebro, esta desear ser amado pero nunca al punto de rogar por ser amado.
Yo me he dejado llevar por mi sentimentalismo y he ahogado mi voz interior, esa voz que me decía: “Peligro, no te ilusiones, son castillos de arena” y yo terca iba a la guerra sin armas, sólo usando mi corazón.
Son quizás estas historias amorosas pasadas, las que he estado llevando sobre mis hombros. Son las que no me han dejado ver que la vida sigue, que las medias naranjas, príncipes azules y almas gemelas no se encuentran forzando las situaciones, se encuentran en la medida que tú te encuentres contigo misma. Hasta hace sólo unos dos meses, necia yo, me inscribí en un taller que mi eterno amor platónico dictaba. Y no me arrepiento porque verlo dos veces a la semana, me confirmó lo que ya sabía: me gustaba porque veía en él, todo lo que a mí me hubiera gustado ser. Claro en su momento, porque ahora mis metas son otras. Pero queda allí, aún en un rinconcito de mi corazón el dolor casi imperceptible de la duda: ¿alguna vez tuve oportunidad? Y un cierta tristeza porque ya encontró princesa.
Imagino que el tiempo, como me lo ha demostrado estos últimos 6 meses: Lo cura todo hasta el alma de una empedernida soñadora como yo.
Hoy sólo me queda trabajar en mí misma, soñar un poquito menos con mi sapo encantado y estar atenta a las señales que curiosamente empiezan a aparecer en mi camino. Después de terminar este post que ha sido extenso, ahora sí puedo decir: “La verdad te hará libre” y que mejor que compartir con ustedes mi verdad, amigos que han estado en esos trances amorosos míos. Así que si me notan ciega, denme una patadita y láncenme a la pista no quiero perderme otra vez el tren.
V.C.Y
30 años
5:52 pm