domingo, 26 de abril de 2015

¡Con ganas locas de escribir!

Me parece que hace miles de años no escribo. Hoy domingo tengo unas ganas locas de escribir, aunque solo sea por el placer de sentir libertad, de sacar los pensamientos a pasear.

En estas últimas 4 semanas mi versión “Anti” ha hecho de las suyas, me convirtió en una mujer quejoza y como que todo se alineo para que todo fuera “Terrible” y lo pongo entre comillas porque en realidad fue el bien disfrazado de mal, ¡Aprendí! Lecciones que llevaba como quinta nota, Dios ha sido generoso conmigo, me permitió aprender, pasar el examen y de grado. Fue doloroso y valió la pena. Ahora estoy lista para mirar con fe lo que viene.

Es increíble como puedes desencantarte de las personas, es como si un hechizo se deshiciera y te mostrará la verdadera naturaleza de las personas que se muestran como tus “Amigos” se escudan en frases como: “Por qué soy tu amigo te lo digo” “Quien mejor que yo para decírtelo” Y el peor: Te enteras porque de “casualidad” escuchaste lo que decía de ti, cuando creía que no estabas.  Ha sido unas semanas de aprendizaje acelerado.

 Hace 8 años la frase: “No lo tomes personal” me molestaba, ahora la entiendo y hasta lo agradezco cuando me lo dicen porque si te lo dicen es para mejorar. Quisiera condensar en una sola frase lo aprendido y no puedo. Llevaba semanas buscando una respuesta, oraba y le decía a Jesús: “Dime ¿cuál es la respuesta? Y como solo Dios sabe hacerlo me lo dijo en oración y como para que no me quedará dudas me lo dijo a través del sacerdote que me confesó hace una semana: “Nosotros vivimos no para agradar a los hombres, sino para agradar  a Dios”. Este ha sido la gran lucha de mi vida desde mi adolescencia porque no siempre agradar  a Dios es el camino más hermoso. No, pero vale la pena. Solo he sido consiente del valor que tiene servir a Dios cuando escuché su voz diciéndomelo, ¿a Dios no le voy  a discutir? ¿Verdad? Sería el colmo de la soberbia hacerlo. He meditado su mensaje y también el mensaje del sacerdote: Vivimos para agradar a Dios.

No me arrepiento ni un minuto de decidir servirlo, dejando los excesos del mundo. Sé soy juzgada por mis conocidos y no me importa porque sé que le agrado a Dios y debo hacer el 110% para que Dios se sienta más orgulloso de mí.

Esta semana empecé la metamorfosis del pensamiento, y cuando lo decides, el de la cola fastidia más, allí es cuando la oración y el deseo ardiente de agradarle a Dios debe ser lo primero. No trato de convencer a nadie de que crea en Dios, pienso que cada persona tiene su momento con él, pero en lo que sí me debo preocupar es en ser ejemplo de seguidora de Cristo.

No me detendré porque sí abandono mi proyecto, seré una más del montón, y me fallaré  a mí mismo. En Dios encuentro mi paz y prosperidad. Ahora a cuidar en esta nueva semana mis pensamientos y acciones. Lo logre durante el ayuno de malas palabras y críticas. Pensé que no lo lograría y pude. Eso me demuestra que cuando el por qué es fuerte, el cómo aparece.


En este nuevo domingo me comprometo nuevamente con mis sueños y con la medicina llamada sonrisa.