Y la noche fue testigo de nuestros propios deseos... Nos atrevimos a cruzar la línea y nos quedamos dormidos el uno al lado del otro, sin siquiera tocarnos como si fueramos estatuas.
y el frío nos envolvio a ambos y nos obligo a abrazarnos, y mirando el mar de noche nos perdimos en ese abrazo profundo con sabor a despedida. Nos quedamos pegados toda la noche y nuestras mentes hablaron en silencio, nuestros corazones agitados por el reencuentro no dejaron de latir uno al lado del otro. Y hoy tú y yo somos recuerdo.
Sólo quiero susurrar tu nombre en mi mente y escaparme de la realidad por un segundo, por una noche más y quedarme dormida sobre tu pecho y acariciar esos cabellos negros ensortijados.
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