lunes, 30 de agosto de 2010
Lo que me asusta de los 30
Hace muchos meses que no escribo. Y las ganas de hacerlo allí estaban, esperando, durmiéndose a veces, despertándose a media noche y ahora finalmente impregnadas en mi bitácora.
Estas semanas han sido intensas, he respirado diferentes aires, visitado varias ciudades del Perú. En todas ellas he intentado pensar en mí, buscar esas respuestas. En Paracas las encontré. Esta madrugada a media luz escucho música de meditación mientras escribo, pienso en aquello que realmente deseo y es como si me diera flojera ponerme en acción. Hay muchas cosas que deseo como ser feliz, ser más segura de mí misma, más paciente, exitosa. Y sé que nada de eso llegará si no me pongo en acción. ¿Qué tan difícil es ponerse en acción?
De buenas intensiones no se vive. Lo que me asusta de tener 32 años es ver como mis amigas van formando sus hogares, creciendo y miro a mi alrededor y yo sigo rodeada de muñecas, me cuesta desligarme de mis peluches, muchos de ellos regalados por antiguos amores. Hoy regalé dos a mi sobrina Camila, me sentí feliz de dárselos, que bueno es dar. Hoy me desprendí de varios de mis juguetes favoritos, mi SR. Papa también se fue con mi ahijado, él siempre me lo pedía cuando llegaba a casa y hoy le dije: Llevatelo, te lo regalo. Sólo con la condición que cuando ya no lo quieras se los des a otro niño para que sea feliz. Y vino a mi mente la escena final de Toy Story 3, cuando algunos juguetes te han hecho tan feliz porque no regalarlos para transmitir esa misma felicidad. No voy a llorar porque sé que ellos estarán bien cuidados.
Otro de mis miedo a los 32 es pensar en que el amor nunc a llegará. Pensar en que quizás este destinada a ser soltera toda mi vida. Cuando ese pensamiento viene a mi mente, lo bloqueo y digo: No porque yo sé que tendré una familia. Todo lo bueno en la vida demora en llegar.
Tengo miedo de quedarme estancada, de que el sueldo no me alcance cada mes por haber tomado decisiones equivocadas en el pasado. Y sin embargo este último mes a pesar que el sueldo no me alcanza, me siento relajada porque sé que Dios provee y mi fe en él se hace más fuerte. Nada temo, estoy trabajando en mí y eso me gusta.
Los viajes por trabajo me permiten desconectarme y regresar feliz a mi trabajo, a mi vida. El último viaje a Chimbote aunque fue pesado, casi 10 horas de viaje me devolvieron la fe en mi silencio, en mis proyectos. Por eso esta madrugada deseo no dormir hasta colocarlos claros en mi mente para que el Universo se confabule conmigo, con mis proyectos. Las cartas de los ángeles coincidieron que debo tener Fe, persistencia y aceptación. ESO ME GUSTA.
Vivir con pensamiento positivo, alegre, sin mirar atrás, viviendo el hoy me encanta. Entonces ¿Por qué detenerme en hacerlo porque alguien me dice lo contrario? Si mantengo mi enfoque en lo que realmente quiere mi corazón, sé que Dios no cambiará nada que no este en el plan para mí. Y Dios siempre quiere lo mejor para nosotros.
Yo no sé cuánto más tenga que caminar hasta encontrar aquello que busco y merezco. Lo que si sé es que no tengo por qué temer a este década maravillosa de los treinta, porque sin duda es la mejor etapa de mi vida: Me cuestiona, me hace feliz y sobre todo me permite seguir aprendiendo. Estoy segura que cuando el amor que tanto espero que llegue, cuando llegue será tan maravilloso que diré: “Valió la pena esperar,.Gracias Padre porque lo enviaste cuando ya estaba lista”
No hay porque temer, ahora solo a vivir y desear intensamente que mis sueños se hagan realidad. Uno de ellos ya se hizo realidad y me enorgullece decir que supero toda expectativa. Y queda trabajar para que más sueñen con nosotras.
V.C.Y
01:00 AM
32 años
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