Me encanta caminar bajo la lluvia, ayer fue uno de esos días en que la lluvia en mi rostro me renovo las esperanzas en un futuro diferente. Caminar por San Isidro, mi distrito favorito, caminar por las aceras que durante más de 6 años camine a las hora de mi refrigerio fue nostálgico y renovador, la lluvia me ha sentir como en un cuento, irreal, la gente caminaba apresurada buscando un lugar donde guareserse. Yo las miraba imaginando que historia existirá entre esas cejas fruncidas o esas caras arrugadas por un mal día quizás, ¿qué existirá detrás de esos sastres elegantes? ¿serán felices?
La lluvia me recuerda los momentos tristes de mi vida pero también los momentos felices, no hay nada que disfrute más que caminar bajo la lluvia. Recuerdo mi viaje familiar a Huaraz, ¡Que lluvia torrencial! Javier y yo disfrutando de la lluvia, empapandonos la ropa, ¡que delicia! papá desde adentro del café gritandonos que entraramos que nos ibamos a enfermar. Nosotros renegando entramos, riendonos, jugando a mojarnos antes de entrar al café y tomar chocolate caliente, ¡Qué rico!.
Hoy extraño la lluvia, espero que continue todo el invierno,¡la difruto tanto! ¡me libera tanto!. Me encanta caminar bajo la lluvia, la próxima garua, que es lo que en realidad hay en Lima, bailaré a lo Gene Kelly aunque parezca una loca.
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