Hoy quiero hablarles del poder de
la oración, este maravilloso instrumento que nos acerca a Dios. Hoy estoy más
convencida que nunca, que su poder es grandioso y abandonarse en Dios, es la
mejor medicina para los corazones que sufren, no importa si tú crees que tu “sufrimiento”
es pequeño cómo para que Dios te escuche en oración, para Dios no existen el “sufrimiento”
grande o pequeño, Dios solo quiere el bien para nosotros. Hace algunos aprendí,
en mi búsqueda de respuestas que Dios pone las pruebas o desafíos, como aprendí
a llamarlas, para que desarrollemos nuestra espiritualidad, para que aprendamos
a ver con los ojos del corazón y el alma la semilla del bien que trae esa
situación aparentemente mala. Dios, no lo olvides siempre quiere lo mejor para
nosotros.
Llevo algunos años buscando la “forma
perfecta de orar” he leído libros de metafísica, me inicie en el Reiki de hecho
tengo nivel 3, también seguí un curso de Kuan Ying, he leído muchos libros de
crecimiento personal pero nunca me he
sentido mejor que cuando voy a misa y oro en mi cuarto. Siempre he buscado esa “cosa
mágica” en la oración, oír la voz de Dios durante mi oración, bastante
pretenciosa mi petición, pero saben nunca oí la voz de Dios tan clara como
cuando, la Virgen María se valió de sus ángeles en la Tierra para llevarme a
una reunión donde rezarían el rosario.
Siempre, no sé por qué he huido
del rezo del rosario, ya sé que dirán que llevo 20 años en la parroquia, es
cierto lo he rezado por obligación, y con vergüenza lo confieso. En tres
oportunidades me han hablado de rezar el rosario directamente, viéndome a los
ojos y dije: Gracias, lo haré. Regresaba a casa y me olvidaba del rezo. Este
año en Semana Santa en Ayacucho, el Arzobispo de la ciudad me regalo un
rosario, el cual tuve cerrado hasta el domingo 30 de Junio que mi corazón
empezó a sentir un inmenso ardor por rezarlo, tanto que me sentía incompleta si
no lo hacía.
En los más de 20 años que llevo
en EJE pero sobre todo en mis años como coordinadora, les he dicho a los chicos
miles de veces que oren, que la oración es importante, que Dios escucha siempre,
que pidan con fe, que se abandonen en él. Y en mi corazón lo sentía así, pero
en estos últimos años, mi boca hablaba pero en mi corazón la duda crecía por
las situaciones que pasaba mi familia. Y es que en esas pruebas, uno reduce a
Dios a un ser que te ayuda en las malas y cuando tienes buenas ni te acuerdas
de él. Y Dios ha sido generoso conmigo desde que decidí abandonarme en él hace
2 años, su poder se me ha ido mostrando en cada situación que he pasado,
siempre me han llegado las respuestas o la ayuda de alguna u otra manera. Y tenía yo una gran duda respecto a mi forma
de orar y Jesús, el amigo que nunca falla me respondió no solo esa interrogante
sino me dijo: “Si tú te abandonas en mi Padre, yo respaldaré tus proyectos, tus
sueños” es una promesa hermosa, y no es nueva, Jesús vino al mundo para
acercarnos las promesas de nuestro Señor. Jesús en su paso por la Tierra nos
enseño a través de sus milagros y vida, que estar cerca del Padre no es difícil
pero requiere que abandonemos al hombre viejo y dejemos que Dios toque nuestra
vida.
Llevo 20 años tratando de
entender cuál es mi misión en esta Tierra, hace 4 años entendí cuál era mi
misión. Y el sábado 29 de Junio, cumpleaños de mi amigo Pablo, entendí porque
la Virgen María me ha esperado pacientemente para que me acerque a ella: “Porque
nadie va al hijo sino es por la Madre” escuché tantas veces esa frase en las
homilías de los domingos, alguien me le dijo también, sentí arder en mi corazón
el deseo de tener a María en mi vida, pero no, huía.
El sábado ya no pude huir más, y
me sorprendí una vez más con el poder de Dios, con su forma de sorprenderme. Me
hizo un regalo hermoso fruto de la oración, respondió a mis preguntas de estos
meses y renovó mi fe, mi confianza en él pero sobre todo me dijo: “Ora como lo estás
haciendo, que tus oraciones son escuchadas. Wooo que hermoso escucharlo, sentir a Jesús en mi
corazón. Ahora entiendo a los Santos porque se sumergían en la oración, porque
las personas que saben más de espiritualidad, de cercanía con Dios, ahora
entiendo porque mi corazón y mi alma se regocijan cuando oro, yo puedo pasarme
horas orando, siempre me creí alguien raro por hacerlo, hace solo 4 años que
digo que oro, me gusta decirlo, a mí orar me da paz. Y hoy más que nunca me
siento agradecida porque siento a Dios más cerca que nunca, y como una vez me
dijo una chica en una tienda: “Cuando uno conoce a Jesús, es como un fuego que
arde dentro de ti y que no te deja quedarte callada, lo tienes que anunciar” Y
recuerdo esta mañana a esa chica, porque ella fue la primera que me dijo cuando
buscaba un regalo para Javier: ¿Por qué no le regalas un rosario?, yo algo
extrañada le dije: “No sé, mi hermano si bien es de colegio católico, no es de
rezar el rosario”. Yo en ese tiempo pasaba una crisis de fe, no sabía si seguir
siendo católica, reduje a Dios a mis problemas, lo culpaba de todo, pero no
podía alejarme de él porque en mi corazón sabía que él es la verdad. Esta
muchacha me regalo una estampa de un Cristo con un corderito en los hombros, y
recuerdo que me dijo: “Cuando caminamos, las huellas que están en el camino, no
son nuestras, son las de Jesús que nos lleva en sus brazos”, cuando quise darle
las gracias, ella ya no estaba. Siempre he pensado que fue un ángel que me
habló de Dios y que me dio esa estampa que me acompaño un tiempo, no logro
encontrarla ni recordar si se la di a alguien, sé que esa imagen debe estar ahora
con alguien que la necesita, a mí me ayudo a entender que Dios nunca me deja
sola, que las pruebas nunca son más fuertes de lo que podemos resistir, y que
luego de éstas salimos fortalecidos.
Me siento profundamente
agradecida del encuentro con la Virgen María a través del rezo del rosario,
como decía Juan Pablo II: El rosario es mi oración perfecta. Ya me ven a mí
buscando en el internet como rezar el rosario correctamente, buscando los
misterios, las oraciones con una necesidad de empezar, de saberlo todo. Y otra
vez vino a mi mente como un viento suave: “Abandónate en mí, déjalo todo en mis
manos”.
Por eso queridos amigos he querido
compartir con ustedes mi experiencia rezando el rosario desde el sábado 29 de
Junio del 2013, sé que de ahora en adelante solo me van a pasar cosas buenas,
mi corazón lo sabe porque si me abandono en Dios, todo lo que emprenda será respaldado
por él, que más garantía puedo pedir.
Ahora a trabajar con alegría, que así honro a mi Señor.
¡Dios los bendiga y llene sus
vidas de luz, sabiduría y amor!
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