Hoy es mi último día en Tracy- California. También mi último día con mi familia, es inevitable sentirme triste porque pasará un tiempo hasta que pueda volver a verlos. Este viaje para mí ha sido un regalo de Dios, una respuesta a mis preguntas, Dios se ha hecho presente en cada mañana de estos 18 días en Estados Unidos, su poder y su bondad me han acompañado, solo puedo estar más que agradecida por haberme regalado días de compartir con la familia que vive en California, me faltaron lugares por conocer, recorrer con más tiempo algunos lugares ya conocidos, sin embargo siento que todo fue diseñado por Dios para que compartiera con la familia.
Este viaje ha sido sin duda un regalo, compartir con Ethan y Kaila mis sobrinos juegos, películas, recorridos por malls, verlos reír, acompañar a Kaila a su práctica de básquet, fue como si de alguna manera me colará en ese día a día que no veo cuando estoy en Perú, que me lo imaginaba cuando Liz y Andrea me contaban sobre las cosas que hacen sus hijos. Pero estar con ellos, abrazarlos decirles que los quiero, es algo que conmueve mi corazón, que hace que mis ojos se llenen de lágrimas porque uno llega a querer tanto en tan poquito tiempo, más yo que soy una sentimental. Solo pienso en cuándo podré regresar, en lo que debo hacer para poder regresar y compartir más tiempo con ellos, para devolverles toda la generosidad con la que nos han recibido. Tengo ya una nueva razón para hacer Herbalife.
Al revisar mis fotos del viaje, me han faltado fotos de composición, faltó mi trípode, nunca antes he sentido la frase más cierta: La vida es una y hay que vivirla. A veces por quedar bien deje de hacer cosas que quería hacer, en este viaje aprendí la lección: Haz lo que tu corazón te dice y no lo que dice la etiqueta. Me va a costar lo sé, pero aprenderé.
También he aprendido más de mi familia, compartir con ellos me han permitido conocer aspectos que no conocía, me encanta vivir sin horarios como lo hacen Tía Ceci y Andrea, hacer las cosas que se sienten, no por obligación. Mi primita Liz con esa nobleza de alimentar a los gatos callejeros cada noche, con tanto amor que me conmueve, no importa si tenía sueño, si acostaba a Ethan, si el estrés del bautizo y primer año de Ethan estaba encima, no. Liz preparaba su balde de comida, agarraba su carro y se iba al encuentro de 15 gatitos que la esperan con el miau feliz de agradecimiento.
Mis primas Andrea y Liz son espectaculares, fue inevitable mirarlas con Kaila e Ethan y no ver en ellas a mis compañeras de juegos infantiles, ahora convertidas en madres me hace llenar de lágrimas los ojos, quisiera ser más parte de sus vidas, no perderme ningún cumpleaños, ningún aniversario, ningún juego pero sé también que debo empezar a trabajar en mi sueño para tener siempre una fecha de regreso y dejar las lágrimas encerradas en una cajita. Admiro a mis primitas porque llevan sus roles de madres, esposas, profesionales muy bien.
Algunas noches he llorado, lo confieso, porque veo para mí tan lejano el tema de la maternidad, formar una familia, parece que es algo esquivo. Pero una de esas noches de llanto, recordé que Dios siempre quiere lo mejor para nosotros, me llego un mail que me lo recordó de una gran amiga. A veces es difícil esperar sin desesperar para mí, cuando eso pasa cierro los ojos y oro, eso me da paz. No quiero pasarme la vida viendo lo que no tengo y no disfrutar de lo que sí tengo. Una de las mejores decisiones de mi vida fue lanzarme en este viaje. Ahora voy por la segunda decisión ya está tomada, ahora debo empezar el plan de acción con fe, perseverancia y abandono en Dios.
Me llevo más de 1000 fotos, ya hice una preselección seguro que no me decidiré cuáles elegir jeje!!! Y terminaré imprimiendo todas jajaja!!! He recorrido sin querer queriendo 4 ciudades de California en tres de ellas me sorprende como conviven la modernidad y la agricultura, unos campos enormes de cultivo y luego malls. También he visto el lado triste de la modernidad: personas esperando trabajo a la entrada de San Francisco, personas ilegales, es una realidad triste dejar tu país para esperar que caiga por allí un trabajo. También he visto esa parte de abundancia de lujo, este país alberga a todos y le da la oportunidad a todos por igual, solo que algunos la aprovechan y otras prefieren quedarse en donde están.
Algo inesperado me paso cuando salí con Jeimy, mi amiga del cole, a un club de Hollywood, me sentí como en una serie norteamericana: En la fila para ingresar, los hombres de seguridad enormes y el amigo de Jeimy hablando para que nos dejen entrar. Fue muy divertido, cuando ya estuve adentro con la música trans, creo alguien llamo mi atención desde el balcón donde yo estaba, él estaba en la zona VIP, lo empece a observar: había una chica que se le iba encima siempre y él ni caso, se le notaba que era cortez con ella. Yo lo miraba de rato en rato, hasta que él empezó a mirar para el balcón donde yo estaba, trataba de que no se crucen las miradas, y por un momento pensé que me había descubierto. Ya con el champagne ¿encima o adentro? Le dije a Jeimy que el chico de lentes me gustaba. Ella me dijo ya vengo, y se fue dejándome con el roche, se fue a buscarlo, casi me muero del roche. Cuando regreso Jeimy le dije: QUÉ LE DIJISTE?, que mi amiga te quiere conocer y nos ha invitado a la zona VIP, yo me moría de roche, creo que la borrachera se me paso. Le dije que no iría, que roche, que mi inglés no es bueno… No seas tonta, y como no quería, Jeimy le paso la voz desde el balcón y casi muero cuando lo tuve al frente y me dijo: HI, I’ Michael, nice to meet you… Michel frente a mí era mucho más interesante que de lejos, tenía unos ojos verdes brillosos que cubría con unos lentes de marco que le daban un aire intelectual, una barba a medio crecer y una sonrisa de chico bueno, me invitó a acompañarlo. Y la noche se volvió mágica.
Me regreso a Perú con la mente limpia, con heridas curadas, con nuevas razones para luchar por mis sueños, con conocimiento de mí misma. Gracias Dios por este viaje maravilloso.
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