viernes, 17 de agosto de 2007

Nadie esta preparado

6:45 pm el taxi se mueve de un lado a otro, seguramente se va a malograr-pensé- segundos después el Sr. Ezio, voltea y me dice: "Señorita, esta moviendo el carro" con cara de sorpresa le dije: No, recien reaccioné: "Creo que es un temblor", sólo pensaba: Ya va a pasar y nada seguía el movimiento del auto de un lado a otro, el señor Ezio diciendo: Mire señorita los edificios como se mueven, yo intentando no mirar para no ponerme nerviosa, la gente en las calles, mi familia ¿cómo estarán en casa?. Terminó el movimiento, el auto avanza, no entendemos muy bien lo que ha sucedido, la radio se enciende: Terremoto en Ica, Dios -me dije- a llamar a casa, nada los teléfonos no responden, se va la línea. Preocupación, nunca había marcado tanto el número de mi casa, nunca había sentido tanto necesidad de saber como estaban en casa. Media hora después ya en el restaurante, donde debió realizarse la cena, logré comunicarme, la voz de mi papá al otro lado, me tranquiliza. Estuvo en casa, mi abuelita, mi mami, mi tía y abuelita estan bien, mi hermana en la universidad también. Hace solo unos segundos mientras escribía se sentió otra réplica, la tierra sigue temblando, acomodandose, las risas y las apuestas continuan, ¡Ay que tomar con humor esto del acomodo de la tierra!.

La cena a la que iba fue cancelada, los ánimos no estaban para negocios y nuestros invitados posiblemente estaban atrapados en el tráfico infernal y alocado que empezo a reinar en Lima. La conmoción del terremoto de 7. 7 en la escala de Ritcher, el Lima se sintió de 6 puntos algo pero nunca un temblor había durado tanto casi 2 minutos. En mis 29 años, nunca había vivido un terremoto y este lo fue.

No logre comunicarme con el taxista que siempre me moviliza, y un amigo de la organización nos ofreció llevarnos a casa, felizmente pero no deje de marcar el número del sr. Ezio hasta que logre comunicarme con él. En el camino conversabamos sobre otras cosas, sobre el negocio, quizás intentando olvidar la zozobra de no saber exactamente que había sucedido. Una de nuestras compañeras es argentina y allá no hay sismos y estaba asustada. Finalmente llegue a mi casa y nunca había visto tantos autos en la avenida colonial, parecía una escena de película, los vecinos del block 4 estaban sentados, cubiertos con sus frazadas en la gruta de la Virgen de las Mercedes, patrona de nuestro sector, quizás esperando que allí la protección divina se haga presente. Señores y señoras mayores sentadas, conversando, alentandose, yo pasando por allí, sólo pensando en llegar a casa y ver como estaban. Al acercarme a casa, las luces del cuarto de mi abuelita y tía estaban apagadas, seguramente estan en el primer piso- pensé- Al llegar me recibió mi mamá, tranquila la salude como si nada hubiera pasado. Luego en el cuarto de mi hermana, mi abuelita y mi tía asustadas me contaron como vivieron el terremoto.

Mi papá, me sale al encuentro y olvido que estamos peleados y lo saludo y le digo que estoy bien, antes una situación así no puedo dar lugar a rencores. Mi hermana no esta, aún no llega de la universidad pero esta bien según mis papás. Mi hermano Javier estaba durmiendo cuando empezo todo, no quería levantarse pero ante los pedidos de mi mamá y la duración del terremoto decidio levantarse. Todos salieron de casa y vieron como de los postes de luz salían chispas. Mi papá se preocupo cuando mi hermano no quiso moverse para salir del jardín de casa para el otro jardín comunitario, papá temía que la pared de la cocina que da al jardín se desplomara. Nuestra casa que ha soportado tres terremotos, se mantuvo en pie, ni los adornos se cayeron, sólo en mi cuarto mis muñecas se cayeron, pobres sufrieron una caida de 3 metros.


Lo que he visto en estos días por la televisión ha sido terrible, en mi promoción nuestra amiga Pilar y su esposo viven en Pisco, gracias a Dios y despues de varios intentos de comunicarnos con ellos, su familia en Lima nos confirmaron que están bien.

Nuestro país no esta preparado para afrontar una situación de sismo, eso se ve, se siente, la desorganización es evidente pero también las ganas de ayudar de la población y eso alienta y motiva. Perú es un país con severos problemas de identificación pero en momentos de desastres como este, la solidaridad se pone de manifiesto, eso es lo más rescatable.

A mí el susto me dio después y pensar en lo que pudo pasar me asusta más, es cierto que es bueno estar en casa si algo así sucede pero también debemos preocuparnos por saber como actuar cuando nos pasa fuera de casa. Allí estará el éxito o fracaso de nuestro ayuda eficaz a los daminificados y atemorizados por un sismo.