Ayer fue un día de emociones encontradas, lloré al llegar a casa, con la intención de liberarme del nudo que tuve durante todo el día en mi garganta. La incertidumbre es una sensación complicada de manejar. Cuando crees que eres más fuerte para sobrellevar las situaciones, aparecen trabas, la de ayer es complicada de explicar porque ni yo misma sé porque me sentía tan descorazonada.
Así que hoy amanecí decidida a no dejarme contagiar por el desanimo que impera en la oficina, por mis inseguridades, por mi flojera. Hoy amanecí convencida a dar lo mejor de mí, a sonreirle a los problemas, a vivir tranquila hasta que el final realmente llegue. Nada se puede hacer frente a una situación que no se manifiesta. Hoy sólo quiero ponerle entusiasmo a todo lo que haga, para lunes negros ya tuve el de ayer para que prolongarlo, si todo no depende de mí. Si esto cierra o continua no esta en mis manos, la verdad es que yo ya estoy cansada de la misma rutina. Así que a buscar nuevos horizontes.
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