Ayer regresaron a Estados Unidos mis tíos Fernando, Cecilia y mi primos Leo y Yisel. Siempre me lleno de tristeza cuando me despido de ellos. Compartí muy poco con ellos durante su estadia en Lima, la semana pasada tuve que volver a trabajar y mi horario fue complicado de manejar. Igual le saque el jugo a esas pocas horas que pude compartir con ellos.
El domingo 17 nos dimos una vuelta por el miraflores a degustar pisco, Yisel que no quería tomar termino tomandose una copa de Pisco de Maracuya ¡Buenazo!, fue divertido compartir con ellos. Tomarme una copa con mis hermanos, con los cuales es díficil compartir. Leo que no toma se divertía con nuestro entusiasmo pisquero.
Nuestra siguiente parada fue el paseo de Aguas, mi primo Leo estaba sumamente emocionado. Tenía lista su cámara profesional, su entusiasmo fue aminorandose a medida que avanzabamos por el parque. Nunca imaginé que tanta gente asistiera. Al ingresar al parque por la puerta de Petit Thouars, la multitud conformada por niños, ancianos y hasta religiosos desbordaban el camino. El juego de luces y música se mezclan con las caídas de agua.
No puedo detenerme mucho tiempo frente a las fuentes, mi primo anda apurado. Al segundo: "¿Qué me devuelvan mis 4 soles?, ¿eh Leo por qué dices eso?-le replico- No me dice nada. Pero creo entender que su desilusión se da porque no es lo que esperaba: grandes piletas, menos gente y bueno por qué no más orden. Los letreros dicen: "Por favor no pisar el cesped", la gente pasa en manadas por el grass, yo intento no hacerlo pero me veo persuadida por la multitud que avanza y empuja. Gracias a Dios no sufrí de mi fobia a las multitudes.
Se escuchan gritos, nos acercamos y vemos a un grupo de niños y jóvenes refrescandose con los chorros de agua que salen del piso. "Pobres, no tienen agua en su casa por eso tienen que venir aquí", comenta mi primo en tono burlesco. Seguimos caminando y allí otra fuente, empiezo a creer que él tiene razón ja,ja!!! Me divierte ver a niños, adultos y ancianos seducidos por el efecto de los chorros de agua sobre su cuerpo. Casi puedo sentir la frescura del agua sobre mi piel, ¡Vamos al otro parque! escucho que dice mi hermana.
Un túnel, donde el olor a limpio no es lo que predomina, nos conduce al segundo parque. Las paredes del túnel prometen figuras más espectaculares, veo un colibrí. Yo quiero verlo. Llegamos al segundo parque, la misma gente: niños, bebés que intentan no perderse, hombres, mujeres y hasta un cura disfrutan del show de las 10 piletas que nos aguardan. El paseo está por terminar, no llegue a ver al colibrí buuu!!! Se termina el paseo.
Hambre! ¡yo tengo sueño! Barranco!, ya pues vamos! Todo cerrado, es domingo. Caminamos hacia el mirador y listo un restaurante abierto. Queremos terraza. Cerca de las 10 pm, el balcón es estrecho pero nos acomodamos, queremos disfrutar de la vista. Todo se ve negro ja!. Pastas, jugos frozen y buen humor acompañan nuestra velada. Es la primera vez que salgo con mi primo y su novia. Es extraño escucharlo hablar de cosas serias como el trabajo, su total tranquilidad para decirme que cuando regrese debe despedir a un muchacho. Asombrada le preguntó: ¿no te da pena? no, hace semanas que lleva durmiendose a la hora de trabajo, se queda parado y allí duerme, tiene dos trabajos, ya se le aviso. Pienso en que es complicado despedir a las personas, pienso en el proceso de retiros voluntarios de Telefónica, siento un escalofrío, mi primo piensa como jefe.
¿Y alguna vez te ha dado pena despedir a alguien? Sí, a una muchacha que se esforzaba pero no daba para el trabajo, que al despedirla se quedaba en la calle. Pero así es la vida. Su mano toma nuevamente el tenedor, que se hunde en el plato de saltado. No dice nada más. Me quedo pensando en la última frase: "Así es la vida. Yo no quiero que mi vida sea así, no quiero que me despidan, yo quiero despedir a mi jefe. De pronto el paseo con mis primos y hermanos se ha convertido en una paseo por mi interior, yo que no deseaba pensar en el trabajo termine pensando con más frialdad sobre la situación de Telefónica: son una empresa y tienen que verlas por sus interes. Yo debería fijarme en los míos. Nada de preocuparme.
Esa noche de paseo por Miraflores, Jesús María y Barranco mis pensamientos no pudieron evitar escaparse del clima laboral.
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