Hoy en el STS con mis amigos Noemí, Christiam y Mía. Me encanta compartir con ellos después de entrenarnos. Pero no me frigues tanto eh!!! sino no te dedico el libro!!!!
Muchas veces me han dicho que deje de ser soñadora, que ponga los pies en la tierra, que madure... Y bueno intente hacerlo, y no fui feliz. Perdí mis sueños de niña: Mi deseo de conocer Disneylandia, viajar por Europa en tren, tener una casa en el bosque, una casa de playa en el mar egeo, mi sueño de ser astronauta y ganar el Pulitzer a los 23 años... Todos esos sueños fueron asesinados por la realidad, por esas voces que fui encontrando en el camino que me dijeron no sueñes más. Y me convertí en una niña sin sueños, en una mujer sin esperanzas. Hace dos años y dos meses volví a soñar. Hoy tengo otros sueños, que guardo celosamente en mi corazón y desde hoy, en serio en mi diario. Con un objetivo claro en mi vida: Ayudar de corazón a las personas. Si ayudas a más personas a cumplir sus sueños, los tuyos también se cumplirán.
Hoy en misa sentí la presencia de Dios, me impresionó fuertemente la homilía el Padre Martín, y eso que no es santo de mi devoción. Pero dijo algo que me conmovió profundamente porque yo lo he sentido en estos meses: Dios nunca te abandona. Y Dios nunca me ha abandonado, Dios me ha demostrado que su amor es más grande que mis dudas de fe, es más grande que mis pensamientos turbadores, es más grande que mi alejamiento, es más grande que mi egoísmo y mi vanidad. Dios me dio la prueba más grande de amor en estos dos meses: Sentí su mano en mi vida, su voz en mi oído porque estuve dispuesta a escucharlo. Te doy gracias Señor por ese regalo maravilloso de estar cerca de mí, y como se lo pedí a María, tu madre y madre mía, te pido me des sabiduría y abandono en ti para hacer tu voluntad. Permiteme ayudar a más personas con la oportunidad que tú me diste hace dos años y dos meses. ¡Te amo Señor, gracias por tu ser siempre mi mejor amigo!
Muchas veces me han dicho que deje de ser soñadora, que ponga los pies en la tierra, que madure... Y bueno intente hacerlo, y no fui feliz. Perdí mis sueños de niña: Mi deseo de conocer Disneylandia, viajar por Europa en tren, tener una casa en el bosque, una casa de playa en el mar egeo, mi sueño de ser astronauta y ganar el Pulitzer a los 23 años... Todos esos sueños fueron asesinados por la realidad, por esas voces que fui encontrando en el camino que me dijeron no sueñes más. Y me convertí en una niña sin sueños, en una mujer sin esperanzas. Hace dos años y dos meses volví a soñar. Hoy tengo otros sueños, que guardo celosamente en mi corazón y desde hoy, en serio en mi diario. Con un objetivo claro en mi vida: Ayudar de corazón a las personas. Si ayudas a más personas a cumplir sus sueños, los tuyos también se cumplirán.
Hoy en misa sentí la presencia de Dios, me impresionó fuertemente la homilía el Padre Martín, y eso que no es santo de mi devoción. Pero dijo algo que me conmovió profundamente porque yo lo he sentido en estos meses: Dios nunca te abandona. Y Dios nunca me ha abandonado, Dios me ha demostrado que su amor es más grande que mis dudas de fe, es más grande que mis pensamientos turbadores, es más grande que mi alejamiento, es más grande que mi egoísmo y mi vanidad. Dios me dio la prueba más grande de amor en estos dos meses: Sentí su mano en mi vida, su voz en mi oído porque estuve dispuesta a escucharlo. Te doy gracias Señor por ese regalo maravilloso de estar cerca de mí, y como se lo pedí a María, tu madre y madre mía, te pido me des sabiduría y abandono en ti para hacer tu voluntad. Permiteme ayudar a más personas con la oportunidad que tú me diste hace dos años y dos meses. ¡Te amo Señor, gracias por tu ser siempre mi mejor amigo!
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