Mis últimas vacaciones han sido tan cortas,
quizás porque he intentado hacer todo en 15 días. El año pasado, mis vacaciones
coincidieron con los días finales de mi abuelita en la Tierra y no tuve tiempo
de procesar mis días de descanso, la tristeza me gano la batalla.
Estas últimas vacaciones las elegí en noviembre
porque mi familia recordaríamos el primer año de la partida de mi abuelita
Naty. Sin embargo, el trabajo se intensifico en noviembre, mi deseo de no dejar
pendientes, sobre paso mis fuerzas y buen ánimo. Son pruebas que tengo que
pasar, intenté encontrar el aprendizaje en esas situaciones y la respuesta fue:
Poner en práctica hacia mí misma. No ha sido fácil desconectarme de la oficina,
pero lo hice. El lunes regresaré con energía renovada, con pensamientos claros
y sobre todo con una actitud distinta. ¡Cuánta falta le hacía a mi cuerpo
dormir!
Esta última semana en casa, deje de
obsesionarme por arreglar, limpiar, botar… solo me dedique a descansar,
engreírme, dormir. ¡Qué increíble me parece dormir! Antes criticaba a mi
hermana porque dormí más de las 12 del día, ¡pero que rico es dormir tanto!
Ahora la entiendo. El cuerpo es una máquina que necesita descansar.
Para mí estas dos semanas de vacaciones han
sido para compartirlas en familia, para reconectarme conmigo misma, para
meditar y poner en claro mis ideas. Para revisar las metas que me propuse al
inicio del año, ¡vamos bien! Mi lista de sueños ha crecido y mi fe en mí misma
se ha fortalecido. Le doy gracias a Dios porque en todo este proceso puso en mi
camino a las personas correctas para guiarme. La meditación me ha ayudado a
hacer silencio, a disfrutar de mi yo interno.
Cortas y productivas, así califico a mis
vacaciones. Ya vendrá el tiempo en que viviré siempre de vacaciones, ese tiempo
llegará cuando alcance uno de mis sueños. Por ahora, a trabajar un plan
definido para llegar a la cumbre.
¡Vamos con fe, pasión y amor a trabajar por mis
sueños! Adiós vacaciones, bienvenido fin de año!
1:42 a.m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario