Cuando quieres sentirte triste o mal siempre encuentras alguna razón para estarlo. Es una decisión. Anoche me equivoque de combi y termine en la esquina del Palachinke (mi lugar preferido para comer panqueques), ¿por qué no? ¡Total todavía tengo cuarenta minutos para llegar a mi grupo de enfoque!. Cruce la pista del parque Kennedy a la recta del bowling, allí estaba en la misma puerta, ante la cual de niña me emocionaba ver, avance decidida a comerme el más grande de los panqueques de manjar y pecanas.
Escogí la mesa del fondo, la que esta debajo de la ventana. Tenía la intención de ver la calle desde adentro. Llego un señor amable y le hice mi pedido: Un panqueque grande de manjar y pecanas. Viene con dos bolas de helado, ¿qué sabor? Por un momento pensé en batidos. Chocolate y lúcuma- respondí- Me sentía triste, alguna vez fui con él a comer allí. Allí estaba la excusa perfecta para sentirme triste.
Llego mi pedido, vi como el mozo armaba mi panqueque, cai en la cuenta que yo lo quería armar, olvide decirselo al señor. Bueno ya estaba allí, el sabor del manjar blanco se perdio entre las bolas de helado mezclado con pecanas. Bueno, ni modo- me dije- Empece a comer y recordar, me puse a llorar, a escribir en mi diario. Si quieres sentirte mal, encontrarás razones, yo la encontré: Duele más perder un amigo, que un amor. Yo siento que perdí los dos.
Me sobrepuse a mi mal estado, no termine de comer, ya no me entraba, pague y me fui camino a casa de Karla. Buscaba un taxi para irme, vi que una pareja bajaba de uno, no me di cuenta que no tenía cartel de taxi. Sólo subí confiada en que dos personas habían bajado completas de la camioneta blanca. No negocie el precio aunque me parecía algo caro. No sé porque conversamos del tema de defensa personal, me jacte de saber defensa personal- Aunque lo único que sé es patear donde más duele- Alguna vez le rompí la nariz a un chico faltoso. Me di cuenta que estaba sentada detrás del asiento del copiloto, la posición correcta es detrás del chofer, así lo puedes agarrar del cuello y obligarlo a parar si es que notas algo raro. Yo no tenía esa opción, me dieron escalofríos cuando me enseño sus cicatrices de peleas, ¿Por Dios y si me asalta?¿Qué hago?. Felizmente mis temores desaparecieron cuando me dijo que era taxista de ludópata y que trabajaba por llamados, no sé que era peor: Pensar que era un taxista choro o un taxista de vicioso. Llegue sana y salva a casa de Karla.
Todo fluía normal, deje en la mesa del Palachinke mi tristeza amorosa y llegue con mi mejor actitud. Fue halagador que Noemí me dijera que me veía distinta, tienes otra cara. ¡Que bueno me dije se notan los cambios en mí!. Estoy trabajando duro en mí misma- le respondí. Mirella nos jalo como siempre y de repente suelta: ¿Unas chelitas?. Bueno dijimos todos. ¿Lunes? Que importa pensé.
¿Y dónde las tomamos? En el parque. Casi me horrorizo la idea, nunca lo he hecho- exclamé. ¡Ay Vanessa, por favor!. Dimos un par de vueltas esperando encontrar un lugar, nada. Serenazgo, paramos para tomar pero la verdad nos estreso el tema de bajar las chelas. Al final terminamos en la casa de Mirella.
Su departamento es bien bacán: ambientación oriental, velas, un mueble lleno de discos. Se nota que es productora en cada detalle. La conversa fluye y suelto: "Una chela para olvidar ja,ja". No me dan mucha bola, mejor porque después la cerveza me ayudo a relajarme y me olvide de la tristeza. Lástima que mi taxista de siempre no podía recogerme, llamar a Taxi Seguro me estresa.
Escogí la mesa del fondo, la que esta debajo de la ventana. Tenía la intención de ver la calle desde adentro. Llego un señor amable y le hice mi pedido: Un panqueque grande de manjar y pecanas. Viene con dos bolas de helado, ¿qué sabor? Por un momento pensé en batidos. Chocolate y lúcuma- respondí- Me sentía triste, alguna vez fui con él a comer allí. Allí estaba la excusa perfecta para sentirme triste.
Llego mi pedido, vi como el mozo armaba mi panqueque, cai en la cuenta que yo lo quería armar, olvide decirselo al señor. Bueno ya estaba allí, el sabor del manjar blanco se perdio entre las bolas de helado mezclado con pecanas. Bueno, ni modo- me dije- Empece a comer y recordar, me puse a llorar, a escribir en mi diario. Si quieres sentirte mal, encontrarás razones, yo la encontré: Duele más perder un amigo, que un amor. Yo siento que perdí los dos.
Me sobrepuse a mi mal estado, no termine de comer, ya no me entraba, pague y me fui camino a casa de Karla. Buscaba un taxi para irme, vi que una pareja bajaba de uno, no me di cuenta que no tenía cartel de taxi. Sólo subí confiada en que dos personas habían bajado completas de la camioneta blanca. No negocie el precio aunque me parecía algo caro. No sé porque conversamos del tema de defensa personal, me jacte de saber defensa personal- Aunque lo único que sé es patear donde más duele- Alguna vez le rompí la nariz a un chico faltoso. Me di cuenta que estaba sentada detrás del asiento del copiloto, la posición correcta es detrás del chofer, así lo puedes agarrar del cuello y obligarlo a parar si es que notas algo raro. Yo no tenía esa opción, me dieron escalofríos cuando me enseño sus cicatrices de peleas, ¿Por Dios y si me asalta?¿Qué hago?. Felizmente mis temores desaparecieron cuando me dijo que era taxista de ludópata y que trabajaba por llamados, no sé que era peor: Pensar que era un taxista choro o un taxista de vicioso. Llegue sana y salva a casa de Karla.
Todo fluía normal, deje en la mesa del Palachinke mi tristeza amorosa y llegue con mi mejor actitud. Fue halagador que Noemí me dijera que me veía distinta, tienes otra cara. ¡Que bueno me dije se notan los cambios en mí!. Estoy trabajando duro en mí misma- le respondí. Mirella nos jalo como siempre y de repente suelta: ¿Unas chelitas?. Bueno dijimos todos. ¿Lunes? Que importa pensé.
¿Y dónde las tomamos? En el parque. Casi me horrorizo la idea, nunca lo he hecho- exclamé. ¡Ay Vanessa, por favor!. Dimos un par de vueltas esperando encontrar un lugar, nada. Serenazgo, paramos para tomar pero la verdad nos estreso el tema de bajar las chelas. Al final terminamos en la casa de Mirella.
Su departamento es bien bacán: ambientación oriental, velas, un mueble lleno de discos. Se nota que es productora en cada detalle. La conversa fluye y suelto: "Una chela para olvidar ja,ja". No me dan mucha bola, mejor porque después la cerveza me ayudo a relajarme y me olvide de la tristeza. Lástima que mi taxista de siempre no podía recogerme, llamar a Taxi Seguro me estresa.
Cerca de las doce me recogieron, un chofer malhumorado, sueño y muchas ganas de ir al baño, y eso que había entrado antes de salir. La cerveza siempre me causa estragos. Llegue a casa, sólo conversé unos minutos y llegue a mi cama, feliz, me quede dormida sin preocupación. A mitad de la madrugada me levanté para cambiarme de ropa. Desperté con la sensación de libertad y alegría de haberme quitado un peso de encima, quede fascinada.
Llegue tarde al trabajo, nueve minutos pero no cambiaría las chelas del lunes por nada ja,ja. Ahora entiendo a los hombres cuando toman para olvidar. ¡Gracias Chela! ¡bendita cusqueña!
3:43 p.m.
Llegue tarde al trabajo, nueve minutos pero no cambiaría las chelas del lunes por nada ja,ja. Ahora entiendo a los hombres cuando toman para olvidar. ¡Gracias Chela! ¡bendita cusqueña!
3:43 p.m.
2 comentarios:
Hola amiga , espero que todo bien ... Salud entonces aunque sea virtualmente ..jajaja
cuidate
Me reí al terminar de leer el post, porque analizo que también sufres de paranoia de asaltantes de taxis y eso es una cosa muy ¡ Jodida! además porque yo sufro de miedo constantemente, que mamona que se ha vuelto ¡No! Uh me antoje de uno de esos panqueque se ven deliciosos por la única y sencilla razón que con ese manjar blanco de chocolate dejare que sucumbir todas mis pensamientos, y ya deja de sufrir que el dulce se pudre y daña. Ahora la resaca son fenómenos producto del alcohol etílico que lo más mágico que hacen es que se le suelte la lengua a uno más rápido. Buen post.
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