Puedes querer mucho a un amigo pero hay cosas que uno no tolera. Y cuándo eso pasa, en el corazón queda un parche producto de ese corte que te hacen las palabras. No estoy triste, estoy desilusionada. Y como las caídas son grandes oportunidades de levantarse más fuerte, hoy aprendí una gran lección de vida:los amigos no son para siempre.
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