miércoles, 25 de julio de 2007

No me llamen Vanessita!!!








Una de las cosas que más disfruto son los cumpleaños de mis amigos, sobre todo de aquellos que quiero, con lo que he compartido buenos y malos momentos, aquellos que sabes que aunque no veas en años, cuando los necesites estarán allí como angelitos.

El 18 de Julio, Sergio, uno de los mejores amigos que me dejo la universidad, cumplió 27 años. Su enamorada Vanessa, curiosamente se llama como yo, le preparó una reunión sorpresa en el Friday's. Llegue casi, casi a la hora, me demore por buscar el regalo perfecto para él, siempre busco regalos que sean originales, que no sea el típico regalo, y no sé si por amables o porque de verdad lo son, siempre dicen: QUE LINDO!!!!. El regalo de este año, fue un encendedor con sacacorcho y una lima, al estilo MacGiver... Felizmente le gusto, siempre sufro pensando si les gustará o no, creo que debería dejar de obsesionarme por quedar siempre bien con todos.

Pero me estoy alejando de lo que quería compartir. En estos meses no atino con las edades de mis amigos, siempre utilizo el argumento: Felices 30!!! y zas me lanzan: ¿30? estas loca, soy un bebé, tengo 27!!!. ¿Por qué es tan terrible la cifra 30?, ¿por qué siempre causa esa reacción alérgica?.

Mis amigos, ya casi todos han pasado la barrera de los 25, aún recuerdo cuando los cumplí, estaba emocionada porque pensaba por fin MADURARÉ, ya que siempre me decían en casa: Madura, crece, y yo siempre he creido que he sido muy madura para mi edad. Pero la madurez no llega con apagar una cantidad de velas determinadas, sino con la acumulación de experiencias y toma de conciencia de que estas viviendo!!!! y no pasar por la vida sin dejar huella en las personas que conoces, que tocas.

Y es quizás, cuando estoy con mis amigos que me doy cuenta como la vida cambia, como ellos se transforman de chiquillos antipáticos a padres cariñosos y a veces severos, y se van pareciendo cada día que pasa más a sus padres, con la única diferencia que yo puedo recurrir a ellos para compartirle mis miedos, mis decepciones amorosas y laborales. Ellos estarán allí, aunque a veces quisiera que dejarán de verme como una chiquilla, es lindo que te engrian pero a veces quiero dejar de ser Vanessita y como alguna vez mi amigo Rildo, dijo: Ya estas grandota para que te digan Vanessita, y soltó una gran carcajada. En ese momento me reí y me quede pensando: ¿Hasta cuándo me seguirán llamando Vanessita?

No lo sé, porque cada vez que me llaman así, siento cariño, así que he desistido de pedirle que me llamen Vanessa o Vane, porque esa forma de llamarme encierra cariño y una historia compartida, pero confieso que me incomodaba cuando los nuevos chicos y chicas que conocía me llamaban Vanessita, ¿Queeeee? decía dentro de mí, si son unos chibolos!!! pero la forma en que lo hacían era simplemente por cariño y respeto pero me costaba porque estaba mi ego de por medio, yo era coordinadora de un grupo parroquial y l o que menos quieres es que los chicos nuevos te llamen Vanessita, crees que no impondrás respeto pero es tonto porque el respeto se gana en base a acciones coherentes de vida...

Ya ni sé exactamente que desea escribir, pensé en hablar de los cumpleaños de mis amigos, y como excusa el último al que asistí y termine hablando de la molestia que me daba cuando me llamaban Vanessita.

Estoy en la oficina, robandole tiempo para escribir je,je... Más tarde en casa me encargaré de leer nuevamente esto y retomar el tema que realmente quería compartir.