sábado, 4 de junio de 2011

Tiempo para mí


“si extrañas lo que hacías, vuélvelo a hacer”, es parte de una lectura de la Madre Teresa de Calcuta que tengo pegada detrás de mi puerta, hoy seguí su consejo y volví a hacer lo que extrañaba: mis paseos conmigo misma. Hoy fue la última clase del curso de redacción, la clase se prolongo más de la una. Plaza San Miguel esta de camino a mi casa, después de una larga cola en Ripley, pensé por qué no cine, en mi cabeza estaba ver X-MEN: First Class, buena elección.

A mi familia y algunos de mis amigos le parece extraño que vaya sola al cine, yo prefiero decir que fui acompañada de mí misma. Disfrutar de mi tiempo, sin prisas, haciendo lo que me gusta: leer mientras espero que sean las cuatro para entrar a la sala 3 de Cineplanet, pienso en todo aquello que he dejado de disfrutar por el trajín de mi vida cotidiana. Hoy me di el gusto de engreírme, de no almorzar saludable y sentarme al lado del pasillo en el cine. Confieso que es extraño estar sola en el cine, pero me gusta esa sensación de estar haciendo algo inusual.

Por fin empieza la película, la historia esta intensa, no me he perdido ninguna de las ´movies’ como dicen alguna de mis amigas de X-Men. Esta no podía ser la excepción. Una vez más confirmo que las diferencias no deben separarnos al contrario, deberían enriquecernos. Si existieran mutantes en esta era, sería interesante descubrir cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros. ¿Nos sentiríamos amenazados? ¿En desventaja? Este tipo de historias me hacen pensar en qué difícil es aceptar para el ser humano, que puede existir alguien superior a la raza humana.

Los mutantes actuales son todos aquellos que piensan distinto a lo impuesto por la sociedad, son todos aquellos que ven en el otro a un hermano, aquellos que buscan la unidad más allá del color de la piel o las creencias, son todos aquellos que al estar en contacto contigo o conmigo, transmiten paz y sabiduría, así como los maestros de oriente. Pero también, son todos aquellos que tienen alguna discapacidad o habilidades distintas, que a veces miramos con lástima y son ellos los que nos enseñan a amar. Para mí los mutantes son aquellos que buscan crear un mundo en el que ser diferente no signifique restar sino sumar, que no tienen miedo a mostrar sus emociones, ser como niños, en mirar al otro con compasión y logran ponerse en el lugar del otro, entiendo sus razones.

Cuando observo a los niños jugueteando en el cine, incontrolables, pienso que aún tenemos esperanza: Si logramos que estos niños tengan un pensamiento positivo, unitario y solidario con alguien que es diferente a ellos, sé que el mundo será diferente.

Jim Rhon, filosofo de negocios, tiene una frase que me motiva e inspira: “Si quieres que tu mundo cambie, primero cambia tu mundo”. Por eso decidí hace algún tiempo dejarme guiar por mi corazón, no es una tarea fácil pero me apasiona. Sueño con ese mundo que puedo construir desde mi propia realidad cotidiana. Un mundo en el cual, la palabra “diferente” signifique enriquecedor.

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