miércoles, 3 de julio de 2013

La voz de Jesús


Hoy quiero hablarles del poder de la oración, este maravilloso instrumento que nos acerca a Dios. Hoy estoy más convencida que nunca, que su poder es grandioso y abandonarse en Dios, es la mejor medicina para los corazones que sufren, no importa si tú crees que tu “sufrimiento” es pequeño cómo para que Dios te escuche en oración, para Dios no existen el “sufrimiento” grande o pequeño, Dios solo quiere el bien para nosotros. Hace algunos aprendí, en mi búsqueda de respuestas que Dios pone las pruebas o desafíos, como aprendí a llamarlas, para que desarrollemos nuestra espiritualidad, para que aprendamos a ver con los ojos del corazón y el alma la semilla del bien que trae esa situación aparentemente mala. Dios, no lo olvides siempre quiere lo mejor para nosotros.

Llevo algunos años buscando la “forma perfecta de orar” he leído libros de metafísica, me inicie en el Reiki de hecho tengo nivel 3, también seguí un curso de Kuan Ying, he leído muchos libros de crecimiento personal  pero nunca me he sentido mejor que cuando voy a misa y oro en mi cuarto. Siempre he buscado esa “cosa mágica” en la oración, oír la voz de Dios durante mi oración, bastante pretenciosa mi petición, pero saben nunca oí la voz de Dios tan clara como cuando, la Virgen María se valió de sus ángeles en la Tierra para llevarme a una reunión donde rezarían el rosario.

Siempre, no sé por qué he huido del rezo del rosario, ya sé que dirán que llevo 20 años en la parroquia, es cierto lo he rezado por obligación, y con vergüenza lo confieso. En tres oportunidades me han hablado de rezar el rosario directamente, viéndome a los ojos y dije: Gracias, lo haré. Regresaba a casa y me olvidaba del rezo. Este año en Semana Santa en Ayacucho, el Arzobispo de la ciudad me regalo un rosario, el cual tuve cerrado hasta el domingo 30 de Junio que mi corazón empezó a sentir un inmenso ardor por rezarlo, tanto que me sentía incompleta si no lo hacía.

En los más de 20 años que llevo en EJE pero sobre todo en mis años como coordinadora, les he dicho a los chicos miles de veces que oren, que la oración es importante, que Dios escucha siempre, que pidan con fe, que se abandonen en él. Y en mi corazón lo sentía así, pero en estos últimos años, mi boca hablaba pero en mi corazón la duda crecía por las situaciones que pasaba mi familia. Y es que en esas pruebas, uno reduce a Dios a un ser que te ayuda en las malas y cuando tienes buenas ni te acuerdas de él. Y Dios ha sido generoso conmigo desde que decidí abandonarme en él hace 2 años, su poder se me ha ido mostrando en cada situación que he pasado, siempre me han llegado las respuestas o la ayuda de alguna u otra manera.  Y tenía yo una gran duda respecto a mi forma de orar y Jesús, el amigo que nunca falla me respondió no solo esa interrogante sino me dijo: “Si tú te abandonas en mi Padre, yo respaldaré tus proyectos, tus sueños” es una promesa hermosa, y no es nueva, Jesús vino al mundo para acercarnos las promesas de nuestro Señor. Jesús en su paso por la Tierra nos enseño a través de sus milagros y vida, que estar cerca del Padre no es difícil pero requiere que abandonemos al hombre viejo y dejemos que Dios toque nuestra vida.

Llevo 20 años tratando de entender cuál es mi misión en esta Tierra, hace 4 años entendí cuál era mi misión. Y el sábado 29 de Junio, cumpleaños de mi amigo Pablo, entendí porque la Virgen María me ha esperado pacientemente para que me acerque a ella: “Porque nadie va al hijo sino es por la Madre” escuché tantas veces esa frase en las homilías de los domingos, alguien me le dijo también, sentí arder en mi corazón el deseo de tener a María en mi vida, pero no, huía.

El sábado ya no pude huir más, y me sorprendí una vez más con el poder de Dios, con su forma de sorprenderme. Me hizo un regalo hermoso fruto de la oración, respondió a mis preguntas de estos meses y renovó mi fe, mi confianza en él pero sobre todo me dijo: “Ora como lo estás haciendo, que tus oraciones son escuchadas. Wooo  que hermoso escucharlo, sentir a Jesús en mi corazón. Ahora entiendo a los Santos porque se sumergían en la oración, porque las personas que saben más de espiritualidad, de cercanía con Dios, ahora entiendo porque mi corazón y mi alma se regocijan cuando oro, yo puedo pasarme horas orando, siempre me creí alguien raro por hacerlo, hace solo 4 años que digo que oro, me gusta decirlo, a mí orar me da paz. Y hoy más que nunca me siento agradecida porque siento a Dios más cerca que nunca, y como una vez me dijo una chica en una tienda: “Cuando uno conoce a Jesús, es como un fuego que arde dentro de ti y que no te deja quedarte callada, lo tienes que anunciar” Y recuerdo esta mañana a esa chica, porque ella fue la primera que me dijo cuando buscaba un regalo para Javier: ¿Por qué no le regalas un rosario?, yo algo extrañada le dije: “No sé, mi hermano si bien es de colegio católico, no es de rezar el rosario”. Yo en ese tiempo pasaba una crisis de fe, no sabía si seguir siendo católica, reduje a Dios a mis problemas, lo culpaba de todo, pero no podía alejarme de él porque en mi corazón sabía que él es la verdad. Esta muchacha me regalo una estampa de un Cristo con un corderito en los hombros, y recuerdo que me dijo: “Cuando caminamos, las huellas que están en el camino, no son nuestras, son las de Jesús que nos lleva en sus brazos”, cuando quise darle las gracias, ella ya no estaba. Siempre he pensado que fue un ángel que me habló de Dios y que me dio esa estampa  que me acompaño un tiempo, no logro encontrarla ni recordar si se la di a alguien, sé que esa imagen debe estar ahora con alguien que la necesita, a mí me ayudo a entender que Dios nunca me deja sola, que las pruebas nunca son más fuertes de lo que podemos resistir, y que luego de éstas salimos fortalecidos.
Me siento profundamente agradecida del encuentro con la Virgen María a través del rezo del rosario, como decía Juan Pablo II: El rosario es mi oración perfecta. Ya me ven a mí buscando en el internet como rezar el rosario correctamente, buscando los misterios, las oraciones con una necesidad de empezar, de saberlo todo. Y otra vez vino a mi mente como un viento suave: “Abandónate en mí, déjalo todo en mis manos”.
Por eso queridos amigos he querido compartir con ustedes mi experiencia rezando el rosario desde el sábado 29 de Junio del 2013, sé que de ahora en adelante solo me van a pasar cosas buenas, mi corazón lo sabe porque si me abandono en Dios, todo lo que emprenda será respaldado por él, que más garantía puedo pedir.  Ahora a trabajar con alegría, que así honro a mi Señor.

¡Dios los bendiga y llene sus vidas de luz, sabiduría y amor!

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