domingo, 5 de enero de 2014

Cumpleños de mi abuelita hermosa

Abue hermosa hoy recuerdo todos tus cumpleaños que pasamos juntas, tus ojos chiquitos sonriendo, las tarjetas que te hacía y aunque ahora no pueda abrazarte, besarte y decirte cuánto te amo, sé que Dios hoy será mi mensajero. Hoy celebras en el cielo tu nacimiento terrenal, le doy gracias a Dios porque me permitió engreírte, pasear, llorar y vivir la vida a tu lado. Mi querida viejita de cuento aunque hoy no estés físicamente, tu amor y tu  ejemplo de trabajo duro, de cariño por los tuyos se quedan conmigo en el corazón. Extraño tus abrazos para consolarme cuando tenía un mal día en el trabajo, tu promesa de pagar mis deudas cuando te sacarás la tinka, siempre la jugabas religiosamente. Recuerdo aquella vez en que antes de viajar a Estados Unidos te pusiste mal, tu corazón te empezaba a dar el primer aviso, y yo sabía que el momento de despedirnos estaba cerca, ¿te acuerdas? Que te abrace puse en práctica todo lo que había aprendido en metafísica, use las fragancias, ore, no quería soltarte, no iba a permitir que ese día me dejarás. Y Dios fue generoso, tu corazón se mantuvo fuerte. Nunca voy a olvidar ese momento porque tener tu corazón cerca al mío como cuando tú me sostenías de niña, hizo que orará como nunca lo había hecho, me hacía la fuerte para no llorar, para transmitirte fuerza. Solo quería ayudarte. Y Dios fue generoso hasta el final en cuidados intensivos en la ciudad distante, fue generoso conmigo me permitió despedirme, abrazarte y decirte cuánto te amaba. Nunca olvidaré ese momento tampoco porque es el momento más triste de mi vida, aunque Dios no me permitió estar a tu lado el día de tu partida, si fue generoso porque me regaló un año más contigo, ¿te acuerdas? Esa tarde en que te encontré mirando por la ventana, con esa mirada triste, lejana y te pregunté qué te pasa abuelita, tú me respondiste: “Estoy cansada, ya es tiempo de partir” mi corazón se detuvo en ese momento, me aguante las lágrimas y te dije: Te prohíbo que te mueras, tú no te puedes ir hasta que yo me case… Y tú con esa mirada traviesa me dijiste: “Uy Guane tendría que vivir hasta los 300 años” y ambas empezamos a reír. Ay mi abue, tú tenías tus ocurrencias. Así te recuerdo mi querida viejita de cuento con una sonrisa, con una lágrima escondida pero sobre todo hoy la memoria es generosa me trae tus abrazos. Y gracias al video escuche tu voz nuevamente, mi abue bella, soy muy feliz por tenerte en mi vida porque sé que desde el cielo tú me cuidas, tú nunca has roto una promesa.


Hoy mi abue hermosa quiero decirte una vez más que te amo con todo el corazón y mientras vivas allí nunca morirás. Espero que el día que me toque partir de esta tierra, seas tú quien me recibas. 

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