jueves, 7 de enero de 2010

Se apagaron las luces


Lucen descoloridas, si vida, las melodías de villancicos que alegraban las casas en diciembre, se ha extinguido. Lucen en las ventanas sin brillo, algunos adornos se han desprendido y los habitantes no se dan el trabajo de colocarlas con el esmero, que hubieran puesto hace sólo 6 días. Ha pasado la Navidad. El ambiente de amor y paz se esfumo. Es Bajada de Reyes pero a nadie le interesa comer rosca de Reyes, cantar villancicos y compartir en familia, ahora hay que ver como pagar las tarjetas de crédito que se usaron para los regalos, incluso para aquellos que no se podían pagar.

El tiempo de fiestas ha pasado, y queda la resaca de todo lo vivido en la última semana del 2009. Me gustaría creer que el espíritu navideño se quedará todo el año. Es bello ver como las personas en la calle sonríen, todos quieren hacer sentir bien al otro, todos se preocupan por estar en armonía.

Ahora los adornos navideños, los veo sin alma, sin sentido, tristes. Ahora solo se piensa en guardarlos en sus cajas hasta fines de año, cuando el espíritu de la Navidad llegue nuevamente. Muchas veces me preguntó por qué todo tiene que durar tan poco, son apenas chispazos de felicidad. Y pensándolo bien, así debe ser porque lo que dura mucho, empalaga.

Confió en que los propósitos de fin de año se realicen, se lleven a cabo y no queden solo en el papel. Aquí viene el reto: Trabajar por esos propósitos, por esas metas, esos sueños con el entusiasmo que nos trajo la Navidad, el nuevo año. Porque el nuevo año llega con su semilla de renovación, es una buena oportunidad para enmendar lo vivido, eso que no nos gusto, el chance de cambiar en todo sentido. No perdamos ese entusiasmo, vivamos siempre en un eterno fin de año, con esas ganas locas de creer, de sentir y pensar que el nuevo año es el mejor de nuestras vidas.

No dudo ni por un instante y deseo de corazón que cada uno de ustedes tendrá la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos del 2010 con entusiasmo, vitalidad y confianza. Uno de mis propósitos de fin de año fue no dejar para mañana lo que puedo hacer hoy. Y trabajo duro en eso, porque llego cansada del trabajo pero cuando pienso en ese propósito pido fuerzas a Dios y listo, llega la fuerza y hago las cosas que debo hacer, Dios dice: “Pidan que se les dará”. Pidamos mucho, y no tengamos reparo en hacerlo. Sólo confíen.

Este año será para mí maravilloso y no lo dudo. Y deseo lo mismo para cada uno de ustedes. Todos somos uno en el Universo.

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