miércoles, 9 de noviembre de 2011

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Hitomi cumple 30
6 de noviembre de 2011
10:15 p.m.
Me parece un sueño ver los ojos de mi abuelita Naty nuevamente, con el favor de Dios ella se esta recuperando, no sé si lento o rápido pero solo puedo decir: Gracias Dios. No me he cansado de agradecerle a Dios por el hermoso regalo que nos ha dado a la familia el viernes. Hoy domingo 6 de noviembre pienso en lo lejano que me parecía esta recuperación, si bien tenía confianza en Dios, estuvo a prueba mi fe. No voy a negar que por momentos mientras oraba, se me cruzaba el pensamiento: ¿Y si Dios quiere algo distinto para mi abuelita? Me costaba aceptar su voluntad.
Cuando mi abuelita ingresó a la unidad de cuidados intensivos, oré con tanta intensidad como nunca, le decía a Dios: “Qué tengo que aprender de esta situación, dame sabiduría para entender la lección” Y después de 11 días lo entendí: “Cree, ten fe y no dudes del poder de Dios”.
Esa ha sido mi lección, cuando esa voz interior me respondía: Si tú confías en Dios, debes dejar que él hago su trabajo. Él siempre quiere lo mejor para nosotros. Para él no existen los imposibles. Y dudaba de esa voz, hoy después de esta primera etapa superada por mi abuelita con la ayuda de Dios, comprendo que si uno se abandona a la voluntad de Dios, nada puede salir mal. Estos 11 días oración y práctica del pensamiento positivo, me han ayudado a confirmar mi fe en lo aprendido y sobre todo en Dios. Le agradezco al Padre por todos mis amigos que han orado por mi abuelita, por cada uno de ellos que se dio el tiempo para ponerla en sus oraciones. Nada es más poderoso que la oración y la recuperación de mi abuelita es una prueba.
Cuando me dijeron que la situación de mi abuelita era critica y que si no despertaba hasta el lunes, nos daban la opción de darle un sedante y quitarle el respirador para que ella se fuera. Fue duro para mí, ese jueves le hablé al oído a mi abuelita le dije todo lo que sentía, le agradecí por los 34 años de amor que me ha dado, le dije que luchará que necesitaba despertar para ayudarse, para vencer a la neumonía. Le dije lo que tú decidas está bien, pero no le hagas elegir a mis tíos si hacerte una traqueotomía o dejarte ir. Le pedí tanto a Dios que él hiciera lo mejor para ella, que no la dejará sufrir, que si era tiempo que ella volviera a él, que lo haga pero que mis tíos ni mi papá tengan que tomar una decisión tan dura. Dios siempre escucha, no me queda duda. Y acepto con alegría el regalo que él nos ha dado, tener otra vez a mi abuelita con sus ojitos vivarachos, sus cejas que se levantan cuando quiere imprimirle carácter a sus palabras, me alegra mucho el corazón.
Mañana si Dios quiere le quitarán el tubo que tiene para respirar, confió en que Dios le permita a mi abuelita respirar solita. Todo está en manos de él y de la fuerza que ha demostrado mi abuelita. Hoy le dije a mi abue: “Tenemos que dar gracias a Dios por tu recuperación” y ella con su mirada tranquila y sus cejas arriba dijo: “Sí”
Me voy a costar más tranquila y agradecida con Dios porque para mí esta experiencia con mi abue, me ha ayudado a poner mis metas claras, mis sentimientos en orden y establecer un nuevo plan para mi vida. ¡Gracias Dios por eso!
He vivido 11 días en familia, he compartido con mis tíos y primos de una manera diferente. Ya solo me queda el lunes y el martes en Estados Unidos y estoy muy agradecida con este país por brindarle un servicio tan bueno a mi abuelita, el Sutter Delta Medical Center ¡es lo máximo! Me queda pendiente un viaje más para compartir con mi familia, ya sin tristeza de por medio. Me voy agradecida por esta nueva visión de ver la vida que Dios me regaló en este viaje.

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