martes, 1 de noviembre de 2011

Mi abuelita Naty: La Guerrera





Siempre es difícil aceptar la separación física. La muerte para mí es una puerta a otra vida mejor, pero que fácil lo decía antes, hoy que veo a mi abuelita luchando contra la neumonía lejos de su Perú, me digo que tonta he sido en decirlo tan fácil. Aceptar que un ser amado está en una situación delicada, no es fácil… Sé que Dios no pone pruebas más fuertes de las que podamos soportar, pero qué difícil la prueba que me ha puesto en este viaje.

Sé que confió en Dios, sé que la muerte es una puerta a una vida mejor, sé que mi abuelita ha tenido una vida fecunda llena de amor y sacrificios, sé que siempre la he engreído y he sido una nieta cercana… Pero esta noche eso no me basta, estoy luchando conmigo misma, con lo que he aprendido en estos 3 años sobre espiritualidad y con mi corazón que se resiste a decirle adiós a mi abuelita Naty.

Los médicos nos han dado una esperanza, entubarla ha sido la mejor decisión, si vieran como lucha mi abuelita por respirar sola, la máquina ahora ya está en un 40%, ella hace el 60% del trabajo, pero la infección no cede. Hoy ella está en manos de Dios, que difícil se me hace abandonarme en Dios, dejar que él haga su trabajo. No quiero, me resisto a que se la lleve, yo la necesito. Y habla mi yo egoísta, ese mismo yo, que le pidió hace unos meses a su abuelita que le jurara que no se iría de la Tierra antes de verla casada, ella con sus ojos pequeños y traviesos me miró como diciéndome: ¡Ay Vanessita para eso tendría que vivir 300 años!. Pero acepto, me lo prometió… Anoche le dije que la liberaba de esa promesa, no es justo hacer que la mantenga, quiero que mi abuelita se sienta libre de partir cuando lo decida. Yo no quiero que se vaya, pero entiendo que su condición es bien delicada, creo en los milagros, quiero uno para ella. Pero sé también que Dios tiene un plan para ella, no sé que desee para ella, pero sé que es lo mejor.

Es muy duro verla dormida con el tubo en su boca, con tantas sondas en su cuerpo. Anoche mientras la cambiaban pensaba en lo injusto que es desear que viva así, pero es mi abuelita la que debe decidirlo, ella lucha como la guerrera que es. Yo le digo al oído que es una guerrera, que le dé pelea a la neumonía, que ella es fuerte, que saldrá como lo hizo cuando la operaron del corazón. Ella decide que quiere hacer con su vida, ¡lucha abuelita con todas tus fuerzas!. Le digo al oído y lloro, lloro como cuando era niña engreída, si era la engreída de mi abuelita. Tengo tantos recuerdos con ella, me siento orgullosa de decir que desde que regreso a Perú hace 6 años he vivido engriéndola, llenándole de detalles, sonriendo con ella, viendo la tele con ella, acompañándola cuando se ponía nostálgica, para mí, mi abuelita Naty es mi amiga, esa persona que cada mañana me despide de su ventana diciéndome: ¡Vanessita qué te vaya bien! Y yo la miraba siempre y me despedía hasta que la perdía de vista. ¿Quién me lo va a decir ahora que regrese a Perú en 4 días?

Le preguntó a Dios incansablemente desde hace 6 días: ¿qué tengo que aprender de esta situación? ¿Qué? Dame sabiduría para ver qué es… Hasta ahora no lo entiendo. Por qué siempre me eliges para ver sufrir a mis abuelitos, ya lo pase con mi abuelito Moisés, ¡por qué otra vez tengo que ver sufrir a mi abuelita! Y una voz dentro me dice: Porque es tu misión, porque tienes que aprender que la vida es tu escuela y que el alma nunca muere.

Mi corazón esta contraído, las lágrimas son mis compañeras esta noche. No quiero parar de llorar hasta que me quede sin lágrimas, porque más tarde que vaya a ver a mi abuelita solo puedo sonreír, elijo sonreír. Porque a mi abuelita siempre le ha gustado verme sonreír y a mí siempre me gustaba hacerla sonreír. Lo que pase en las próximas 72 horas, es crucial para mi abuelita. Dios en ti pongo mi confianza, que se haga tu voluntad y lo que sea mejor para mi abuelita.

Abuelita bella, para mí siempre estás en mi corazón y nunca dejaras de estarlo, gracias por tanto amor en estos 34 años, gracias por ser mi segunda mamá, gracias por engreírme, por sonreírme cada mañana, por tus manos que en este último año me dieron fuerzas para continuar, para creer en mí. Abue sigue luchando, ¡te necesitamos viejita linda!

Meditaba esta noche sobre las cosas que quería hacer mi abuelita, y muchas de ellas las cumplió durante este año, sobre todo una muy especial para ella: Pasar el día de la madre en una casa frente al mar y ese sueño no se lo cumplí yo, sino su negrita linda: Mirtha. Cada uno de los miembros de los de casa, este año engrió de una manera particular a la abuelita, estoy segura que ahora estamos tristes pero si miramos en positivo, este año fue el año que más hemos compartido con la abuelita porque quizás sin proponernos, este año como familia decidimos vivir cada día como si fuera el último. Y eso es algo que le agradezco a Dios porque no hemos desperdiciado ningún momento del año para pasarlo en familia.

Quizás ver dormida a mi abuelita luchando sea duro para mí, pero sé también que todos llegamos a esta Tierra con una misión, sólo mi abuelita sabe si su misión se terminó. Mientras me quede un rayito de esperanza, yo seguiré pensando que veré a mi abuelita en su ventana diciéndome: ¡Vanessita que te vaya bien! Y yo le responderé: ¡Gracias abue, nos vemos en la noche! Y le mandaré un beso volado como siempre y la miraré hasta que la pierda de vista levantado su mano diciéndome adiós.

V.C.Y -34 años

10:53 pm (California)

12:52 p.m. (Lima)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La muerte es esa estación en el camino que a veces nos cuesta aceptar.Y como bien dices cada uno tiene una misión en este mundo pero sólo él sabe en que momento nos tenemos que ir.
Los guerreros luchamos siempre hasta el final, nos damos enteros en cuerpo y alma y se que tu abue así lo hace, pero sabes... A veces es momento de descansar, transformarnos..
Te mando un besote y un abrazo muy fuerte con toda mi energía para que las cosas sigan su curso y la paz esté en ti.