domingo, 2 de marzo de 2014

¿Cuánto cuesta perdonar?

Esta tarde me preguntó: ¿Cuánto cuesta perdonar? ¿Es una decisión? ¿Es olvidar? O ¿simplemente darte la oportunidad de empezar de nuevo, sin resentimientos?

Hay una herida abierta en la vida de alguien a quien quiero mucho, si uno es la causante, ¿cómo puedes reparar el daño, sino sabes qué hiciste? Es otra interrogante que llevo años tratando de descifrar.
Yo hace un par de años decidí perdonar, perdonar de corazón y la paz volvio a mí. No fue un proceso fácil, fue duro. Fue revivir una y otra vez los hechos que me dolieron. Pero puedo decir con alegría que el proceso me ayudo a liberarme de esa carga pesada, de esas lágrimas que no quería revivir más. Por eso me cuesta seguro entender porque algunas personas no pueden perdonar. Y tengo que entender porque no todos somos iguales.

Una frase que me gusta mucho es “Perdonar no significa olvidar, significa recordar sin dolor” por un par de años fue parte de la motivación que le daba a los chicos de mi parroquia. Cuando en un intercambio de experiencia EJE  el texto llegó a mis manos me toco profundamente porque yo llevaba años guardando rencor contra alguien. Me tomó unos buenos años tomar la decisión de perdonar y cuando lo hice, ese gran peso que tenía sobre la espalda se fue.

Hoy solo pensar en que debo tener paciencia, orar para que ese corazón que no perdona, lo haga en el tiempo de Dios. Duele más cuando es alguien que quieres, que te importa. Pero esta también es una prueba y si la entiendo así debo buscar lo bueno de esta situación, aunque duela.

Hoy en la Eucaristía el padre dijo: “Ofrezcan su sufrimiento por otras personas, para que no sufran. Su sufrimiento puede liberar a otra persona del suyo”, en ese momento pensé que es un buen consejo. Esta tarde recuerdo sus palabras y me reconfortan. Recuerdo la frase que tengo pegada en mi corcho: La oración es poderosa.

Mi papá dice que a los católicos solo les queda la fe, creer en alguien que no existe. Yo pienso que es al contrario: La fe hace del ser humano más fuerte, te lleva a hacer cosas que no creías posible, Dios hace que tu corazón sea capaz de realizar cosas impensables. Allí está la fuerza del católico, su fe en Dios por encima de todo.


Esta tarde una vez más Señor me abandono en ti, haz de mí lo que quieras.

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