domingo, 31 de octubre de 2010


11:33 p.m. Finalmente he llegado a casa. Ansiaba llegar para escribir o intentar describir con palabras el estado en el que estoy. Paz, es la palabra que mejor refleja mi estado actual, es la misma sensación que experimento cuando llega a mí la respuesta a una situación que me preocupaba, me atrevería a decir que hasta me costaba la vida.

Estas doce últimas semanas me he sentido como Elizabeth Gilbert: Como si de pronto se me acabaron la pasión por vivir. He recorrido un camino con los ojos abiertos pero sin detenerme a observar, he avanzado y retrocedido tantas veces que he perdido la cuenta. Cuando pensé que mi búsqueda espiritual había concluido, se iniciaba una nueva etapa de aprendizaje, aparecía el maestro. Me sentí infeliz porque sabía que tenía la respuesta a todo y me negaba a ver, aceptar lo bueno que Dios me daba. Siempre Dios nos da lo mejor.

Esta mañana al ver el sol brillando, agradecí tanto a Dios por el milagro de la recuperación de mi tío Daniel, que toda esa sombra de tristeza que me ha cubierto desde hace casi dos semanas, desapareció de pronto. Volvieron las ganas de retomar el proyecto de mi cuaderno de decretos, la convicción de haber recuperado mi disciplina y el amor por la vida. Hoy le encargue todo a Dios desde mis labores en la casa hasta los trámites que tenía que realizar en el banco hoy.
Al despertar tenía un plan: ir al banco temprano, hacer el mercado, cocinar y por la tarde meditar… Todo cambio. Mi papá se ofreció a llevarme al banco, luego hacer las compras. Mi papá es un hombre a quien no le gusta hacer planes, también cambio el plan inicial. Solo fuimos de compras nada de banco. Y yo tuve que ir a Plaza en la tarde para pagar mi cuenta atrasada del BCP, y todo sucede por causalidad, nada por casualidad. Hace días quería ver Comer, Rezar y Amar protagonizada por Julia Roberts, su publicidad mientras veía Castle me llamó la atención: “Elizabeth lo que tú necesitas es un campeón” esa frase me capturo, y me dije: cuando la estrenen la voy a ir a ver. Los días pasaron y casi esta de salida en cartelera. Mi intención era verla en la primera función de la mañana, otra vez la causalidad, la primera función de la peli es 4:00 p.m. Yo la vi a las 7:10 p.m.

La cola larga del BCP casi me desanima, me fui al baño, decidí comprar la entrada para la peli, ir sola al cine me encanta. El reloj marcaba 5:30 pm, me dije: ¿Por qué no hacer la cola, si el Universo quiere que entre al banco, entraré? , mientras tanto leía El poder de la intención, las palabras contenidas cobrarían relación después con la película. Y el Universo quiso entre y pague las dos cuentas pendientes y al salir eran las 6:20 pm. Todo en menos de una hora. Fui a comprar un regalo de bodas, esperé para que me atiendan, solo para que me digan que los novios, ahora esposos ya cerraron su lista de novios. Eso me da la oportunidad de comprar otra cosa mejor. 6:45 pm camino hacia el cine, espero solo unos minutos e ingreso. Tengo ganas de ir al baño, pero me aguanto: La mente domina al cuerpo, es hora de probar esta verdad. Elijo el pasillo, me pongo a leer nuevamente, una voz de mujer mayor dice: “No hay sitio, tú siéntate adelante y yo aquí”, levanto la vista y es una pareja de esposos bien mayores. Lo pienso un momento: “Señora, ¿dónde está su esposo? Allá adelante, es el de gorrita-me señala amablemente con el dedo la señora a quien apenas miro- Llámelo yo le doy mi sitio, y yo me siento adelante. La señora va a buscarlo, mientras me paro, la pareja de alado, levanta la casaca de un sitio que pensé estaba ocupado, preguntó si está ocupado, me responden, tomo la nueva ubicación entre dos parejas de enamorados, confieso que me siento algo incomoda pero agradezco al Universo porque el lugar, estoy al centro de la sala, me han dicho siempre que esa la mejor ubicación. Aun no empieza la película, sigo leyendo. Bajan las luces y empiezan los adelantos. Una película protagonizada por David Duchovny y Demi Moore llama mi atención, esa también la tengo que venir a ver.

Por fin empieza Comer, Rezar, Amar mejor título imposible. El orden obedece al desarrollo de la película, la cual ha sido para mí cerrar el círculo de lo que buscaba esta semana. Todas las cartas me han animado a iniciar ese proyecto que tengo algo olvidado, a dejarme de miedos y lanzarme. Bueno, esta película ha sido el detonante para empezar. Mientras escribo solo con una tenue luz, pienso que muchas de las frases de la película fueron como flechas lanzadas a mi ego para bajarle el orgullo. Encontré varias de ellas similares a las enseñanzas de los libros de metafísica que he leído y al que estoy leyendo. Me pego sobre todo: Dios está dentro de ti, con todo lo que tú eres. La reflexión de Elizabeth sobre que Dios no le importa que vayas muda con cara de espiritual, lo verdaderamente importante es saber que Dios habita en ti y que debes agradecer por cada uno de los maestros que la vida te pone porque aprendes, te fortaleces y cambias. No es malo cambiar, es bueno. A veces es bueno perder el equilibrio para amar, eso también significa estar en equilibrio. También lo que el maestro le dice a Elizabeth: “hiciste la meditación que aprendiste en la india y meditaste al final del día sonriendo con el hígado, entonces todo esta bien”. El diminuto maestro le recuerda lo importante que es disfrutar de la vida, de perdértela solo porque no quieres perder el equilibrio.
En lo personal me ha permitido reflexionar sobre mi propia actitud frente a la vida: queriendo pero sin hacer. Fue bueno que Giuliana no contestará su celular, fue bueno porque el Universo tienen un orden y sabía que era bueno que la película la viera sola. Mi palabra es: Soñadora y me encanta.

Ver Comer, Rezar, Amar me ha ayudado a decidirme a esperar, a vivir mi búsqueda espiritual con alegría, no detenerme a pensar en el cómo, sólo dejar que venga. Sobre todo perdonarme. Esa es la tarea principal para los próximos dos meses. Salí tan maravillada y agradecida por esta película, que fui corriendo a comprarme el libro, usé los últimos billetes y monedas que me quedaban en la billetera jeje. Curiosa le pregunté al cajero: ¿Han vendido mucho el libro? Si muchos. Pienso que ahora somos más personas dispuestas a vivir plenamente todos los días.

12:22 a.m.
V.C.Y
33 años

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