domingo, 3 de agosto de 2008

Otro adiós entre mis amigos

No sé si les ha pasado a ustedes, yo siempre he llamado a las mamás de mis amigas: "Señora" rara vez he sabido los nombres de esas señoras amables, risueñas o algo serias que me contestaban el teléfono o me abrían la puerta durante los tiempos del cole. Lo que siempre he sabido es que ellas son el soporte y fuerza de mis amigas y sus familias.


Por eso ayer y hoy han sido días de reflexión personal: La partida de a mamá de María Jessica, más conocida como Maky desde el cole, ha dejado en mí tristeza. Tristeza porque no sólo ha partido a la Casa del Señor, la mamá de una gran amiga sino porque ninguna amiga esta preparada para afrontar un momento así, las palabras ¡LO SIENTO MUCHO! parecen muy generales, muy políticamente correctas. Anoche buscaba las palabras precisas, pero Maky siempre tan acertada me dio un abrazo durante la paz, que elimino mis preocupaciones de buscar las palabras correctas. Ella con su abrazo cálido, borro esa brecha que te impone el protocolo, mi amiga Maky, sabia como siempre, elimino esa barrera con un fuerte abrazo, que yo correspondí de la misma manera.

Esta tarde fue el funeral. Nunca como ahora he creido que los amigos se ven en los momentos difíciles. Allí estuvimos sus amigas de toda la vida y los novios de mis amigas para acompañarla, durante estos dos días de dolor. Nunca me he sentido tan conmovida por el gesto de cada una de ellas de desprendimiento, de preocupación por lo que ella necesitara. Para mí siempre será doloroso ir a un velorio y entierro porque recuerdo a mi abuelito, y los sentimientos se reavivan pero ¿cómo no acompañar a Maky? en ningun momento se me cruzo por la cabeza no hacerlo. Sé lo imporante que es para una, tener a tus amigos en esos momentos. Y el cariño se puso de manifiesto este fin de semana.

Ayer conocí el nombre de la mamá de Maky: Silvia María, lo escuché tantas veces este fin de semana y era como si en mi cabeza sólo estuviera la señora Amésquita. Hoy durante el funeral las palabras de la enfermera que la cuido fueron tan hermosas, tan llenas de sentimiento y conocimiento de la señora Silvia María, que borro de mi cabeza la imagen seria que yo tenía de ella. Mi último recuerdo de ella, es cuando nacio Julio César. La sra. Silvia sentada al lado de la cama de Maky mirando con un profundo amor a su segundo nieto. Hoy todos la recordaban con cariño, hoy todos agradecieron a Dios por haberles permitido y creo que de eso se trata: Darle gracias a Dios porque nos permitio vivir con ellos, con ellas. Sólo estan prestaditas y debemos hacer hasta lo imposible para quererlas, engreirlas y sobre todo honrarlas, eso me decía mi abue y yo cumplidita no lo hago je,je pero le hago el intento.


Acompañar a Maky ha sido importante para todas y todos, compartir con ella el almuerzo, rico chifita en el Shen Long, y los novios de mis amigas, ha sido alucinante. Durante el almuerzo me di cuenta de lo afortunada que soy de tener amigos como ellos: Con quienes puedo compartir, reirme y ser yo misma. Claro extrañe un poco no tener novio también, pero él llegará cuando deba llegar. Pero a lo que iba, hoy despedimos a la mamá de una amiga, y sólo podía pensar en la mía, a veces soy tan malcriada con ella y no pienso que mañana me puede faltar, y llorar no ayuda, hay que cambiar para no arrepentirse luego. Hoy Maky estaba traquila y la admiro, yo en su lugar quizás me hubiera desmoronado, pero ella siempre tranquila dirigiendo a los de la funeraria demostraba una fortaleza que seguramente ha heredado de su mami. Hoy más que nunca admiro a Maky por haberse dado tanto a su mami, a su esposo, a sus hijos. Sólo una mujer con tanto amor y coraje puede mantenerse así como ella, de pie, quizás despidiendose en silencio de su mami, segura que le dio todo y que ya no sufre más, esta tranquila al lado del Señor.

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