miércoles, 13 de febrero de 2008

Mi primer día en Perú


2:10 am, el avión finalmente aterrizó en Lima. Una sensación de nostalgia y alegría se mezclan en mi corazón, volver a casa debería ser una alegría, en mi caso son sentimientos encontrados, un pedacito de mi corazón se ha quedado en la calles porteñas. Empiezo a extrañar los vos, la amabilidad de su gente y por supuesto a mis amigos Romina y Juan Carlos, mis nobles anfitriones por 7 días.


Me niego a cambiar la hora de mi reloj, tal vez porque no quiero perder el contacto con los 7 días más interesantes, inspiradores y revitalizantes de mi vida. Estoy más que muerta, las dos horas y media de retraso del bus áreo, me han dejado exhausta. Recuerdo que al subir al avión, un señor de edad media comentó: "Bienvenidos al vuelo y sigue subiendo la gente. Creo que este es el avión gallego de dos pisos, y volteó a ver a su compañero de asiento y ambos rieron ruidosamente. Para mi mala suerte estaba sentada detrás de ellos, por momentos sentía que me miraban y eso me incomodaba para dormir tranquila. Tal vez ideas mías, mis compañeros de asiento fueron unos señores mayores, muy agradables y aristocráticos.Llegó un momento del viaje que olvidaron su postura señorial y hasta me ayudaban a entregar los restos del cartón donde venía el sandwich helado.


Por última vez antes de bajar del avión cierro los ojos y recuerdo mis últimas horas en Buenos Aires, me enamoré de la metropolis y pronto volveré, esa es una promesa. Voy a buscar mis maletas, que demoran una eternidad en salir, ruego que mis alfajores havana lleguen sanos y salvos. En el camino a Migraciones, recibó la llamada de mi hermano, como siempre bromeandome que estan en la casa aún, tranquilamente le digo que se apuren que ya llegue, suelta su risita burlona y me dice: mentira, estamos aquí hace rato. Ellos al igual que mi avión, llegaron a la misma hora al aeropuerto. Despúes de media hora, sale finalmente mi maleta, la abro y veo con satisfacción que estan enteros mis alfajores. Camino hacia la puerta, luz verde, yee!!! me voy a casa, detrás del muro, ese mural que siempre intentamos transpasar con la mirada cuando llega mi familia de Estados Unidos, estaba allí, delante de mí, me apresure en mirar al lado derecho, no sé por qué y allí estaba mi mami sonriente, cariñosa, parecía que me hubiera ido un mes.


Pienso que lo lindo de este viaje ha sido mi regreso, recibir los abrazos y cariños de mi abuelita, tía , mami y hasta de mi hermano menor, me devolvió un poco la alegría, el señor Ezio, quien me moviliza en Lima, también me recibió con afecto. Me enterneció el recibimiento. Pero a pesar de ellos quisiera volver, me he quedado con tantas ganas de conocer lugares como San Telmo, Tigre o la frontera con Uruguay. Y también, ese deseo insatisfecho de tener una historia de amor que contar. Pero debo recordar que fui al entrenamiento más espectacular de Sudamerica: La Extravaganza Latina de Herbalife, de la cual he regresado renovada y con mucha certeza que mi libertad financiera llegará pronto.


Llegar a mi casa, entrar a mi cocina y ser recibida por Duque, mi inquieto perrito y por mi periquito Coco, con ese silbido que yo le enseñe, serán parte de mis recuerdos de mi primera madrugada en Perú. Y como me dijo mi amiga Giuliana: tendrás ahora un antes y un despues de tu viaje. Viajar sola, aunque también viajaron mis amigos Vanessa, Alex, Lili y Pepe, me ha servido para darme cuenta que puedo viajar sola, que puedo dejar de ser miedosa, que sino me atrevo a tomar los retos que la vida me presente, siempre andaré aburrida.
Hoy ya en Lima, quiero vivir con la emoción e inspiración que recogí en Buenos Aires, para eso fui para renovarme, para recoger conocimientos, inspiración y mucha energía. Este viaje me ha servido para dejar atrás todo el pasado que me pesaba, esos amores platónicos envejecidos, otros amores dolorosos, ¡Que bien me siento!


Imaginó que todo tomará nuevamente su curso: el lunes a trabajar, seguir con mi plan de 90 días de Herbalife, discutir de vez en cuando con mi papás, mis hermanos o tía, renegar porque las combis andan llenas, pero saben qué, nunca más esos hechos harán que me entristezca porque podré siempre volver a mis 7 días en Buenos Aires y recogeré de esos recuerdos la fuerza necesaria para crear una vida extraordinaria. Siempre he deseado tener una vida distinta, y es hora de actuar y no quedarme en el QUIERO.


Gracias Buenos Aires por devolverme la confianza, sino hubiera sido por Herbalife, nunca me hubiera atrevido a viajar sola, la necesidad de crecer en este noble negocio hizo que conociera una ciudad maravillosa e inspiradora.


Mi intención fue escribir todos los días desde Buenos Aires pero la actividad fue tan intensa que llegaba muerta a casa de Ro. En estos días escribiré algunas de las historias que me ocurrieron. Espero que las lean.

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